Cuando siento que mis fuerzas me abandonan, me digo a mí misma que el Señor está cuidando de todo porque Él jamás me abandonaráNo ha sido fácil -el Señor lo sabe- la mayoría de las veces en que mi corazón se ha sentido cansado y desanimado.
Hay días que estoy bien, sonriendo como si nada más importara, pero hay días en que la sonrisa se retira para dar lugar al llanto.
Parezco fuerte, piensan que lo soy, pero no saben que no se trata de lo que puedo soportar, sino de que el Señor está conmigo.
Cuando siento que mis fuerzas me abandonan, me digo a mí misma que el Señor está cuidando de todo. Y, de hecho, el Señor está.
Cuando siento mi corazón dispuesto a desanimarse, procuro recordar que aquí todo es pasajero. Cuando siento que estoy perdida, sin saber qué hacer, pido que no me deje, porque sola no puedo.
La realidad es dura, Dios, sin el Señor no soy capaz de soportarla.
Y cuando me siento a Su lado y tenemos nuestras conversaciones siento que estoy en el lugar correcto, que sólo así puedo soportar lo que me intenta hacer perder la esperanza.
La paz que abraza mi alma y mi corazón es Su paz. La paz que el mundo no me puede ofrecer.
Cuando todo va mal, cuando no entiendo el porqué de muchas cosas, quiero continuar confiando en que el Señor cuida de todo.
Incluso cuando los momentos sean los más difíciles, quiero continuar teniendo esperanza y fe en que pasarán, porque el Señor vence al mundo. El Señor tiene el motivo adecuado para cuidar de mi corazón como nadie.