Juez dice que el agresor no es imputableEl estado de salud del sacerdote José Miguel Machorro (55), es crítico, según el último parte médico. Apuñalado el pasado lunes en el altar mayor de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México por una persona de 35 años de edad cuyo nombre dado a conocer es el de Juan René “N” o Juan René Silva, el padre Machorro se debate entre la vida y la muerte.
Enterado de su estado de salud, el vocero de la arquidiócesis primada de México, el padre Hugo Valdemar dijo en rueda de prensa el día de ayer: “Lamentablemente, la situación del padre José Machorro es grave. El padre ahora sufrió un infarto del miocardio, fue necesario volverlo a intubar y ahora está en terapia intensiva, grave, y en peligro de desenlace fatal”.
El lunes 15 de mayo, tras concluir la Misa de 6 de la tarde en la Catedral, una persona que dijo más tarde ser de nacionalidad francesa o estadounidense y que, finalmente, se ha sabido que es mexicano, agredió directamente al padre José, hiriéndolo tres veces, una de ellas en la yugular.
De inmediato, el agresor fue detenido por los propios fieles que estaban en la Catedral y por el servicio de seguridad que resguarda la zona centro de la capital del país. Lo único que pronunció era que tenía “derecho a guardar silencio” y que necesitaba una audiencia directa con el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
En un principio, cuando fue atrapado por la policía, el agresor dijo llamarse John Rock Shield. Por su apariencia y por la similitud de otro crimen llevado a cabo en Francia contra un sacerdote, con el mismo modus operandi, se especuló que se trataba de un acto terrorista. Sin embargo, la primera evaluación psiquiátrica del agresor determinó que padecía una psicosis grave, “delirio de grandeza, persecución y disociación de la realidad”.
El juez a quien fue turnado el agresor –con una celeridad que motivó un comunicado de inconformidad por parte de la arquidiócesis—dijo que Juan René “N” o Juan René Silva, no es imputable del crimen que intento cometer puesto que sus facultades mentales no son capaces de entender “los hechos que se le imputan”. El agresor ha sido remitido ya a un Centro Varonil de Reinserción Psicosocial.
El comunicado de la arquidiócesis ha calificado como “vergonzosa” la declaración de inimputabilidad al agresor del padre Machorro y deslizó la duda de una “aparente protección a los delincuentes” de parte del juez que sigue el caso. También acusó de “insensibilidad” a la Oficialía Mayor de Gestión Número 6 de la Ciudad de México, quien citó a declarar al padre Machorro el día de hoy, sabiendo que su estado de salud es crítico.
Por su parte, el cardenal y arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, quien se encuentra en Roma, ha pedido a los fieles de esta megalópolis seguir orando por la recuperación del padre José y “porque se haga justicia en éste y en los demás casos que aún permanecen impunes, a fin que construyamos una patria más fraterna y justa”.
El cardenal Rivera toca un tema de particular importancia para México puesto que 9 de cada 10 actos criminales que se cometen en contra de los sacerdotes (también de los periodistas) quedan en la impunidad absoluta.