Puede que los líderes encuentren un terreno común en la libertad religiosa, pero ¿se entenderán en los temas más candentes?
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Es posible que la libertad religiosa esté entre los primeros puntos de la agenda del presidente de Estados Unidos Donald J. Trump en su primera visita al papa Francisco en el Vaticano la semana que viene. Después de todo, es un tema en el que los dos líderes políticos pueden encontrar un entendimiento común.
Ni el Gobierno de EE.UU. ni el Vaticano han dicho mucho sobre los temas que tratarán el 24 de mayo durante el encuentro entre el pontífice y el nuevo presidente estadounidense, pero la Casa Blanca emitió una declaración el 4 de mayo en la que decían que el encuentro es para “discutir la cooperación entre Estados Unidos y las comunidades religiosas en temas de interés común”.
“Sin duda Trump quiere algo de ayuda con Oriente Medio, ya que es el punto neurálgico del mundo en este momento”, comentó Robert Royal, presidente del Faith and Reason Institute y editor jefe de The Catholic Thing.
“Ha estado perfilando la idea de las ‘zonas de seguridad’, algo de lo que se viene hablando desde hace mucho para Siria, etc., que ayudarían a contener el flujo de refugiados y ofrecerían algún tipo de vida para las personas, sin necesidad de que huyan de su propia tierra y cultura. De ser así, creo que Francisco seguirá presionando para aceptar más refugiados e inmigrantes. Lo otro no llegará muy lejos, me temo”.
En relación con el encuentro tan anticipado, hay informaciones que dicen que Trump nombrará a Callista Gingrich, esposa del antiguo presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, como embajadora de Estados Unidos en la Santa Sede. Newt Gingrich confirmó que “están considerando” a su esposa, informa CNN.
El canal de noticias confirmó que Callista Gingrich estaba siendo sometida a una inspección financiera por parte del Gobierno y añadió que la Casa Blanca espera poder anunciar su nominación antes de que Trump se reúna con Francisco.
Además, según fuentes de Aleteia, el gobernador republicano por Kansas, Sam Brownback, podría estar siendo valorado para el puesto de Embajador Extraordinario para la Libertad Religiosa Internacional, un cargo que podría resultar interesante para muchos católicos. Brownback, converso al catolicismo, ha trabajado en temas de libertad religiosa, en particular en relación con la guerra civil en Sudán, siendo senador de EE.UU. por Kansas.
En respuesta a una pregunta sobre ambos nombramientos potenciales, una fuente oficial del Departamento de Estado se limitó a responder: “Seguimos teniendo un gran abanico de profesionales experimentados sirviendo en puestos clave que están muy capacitados y que pueden ayudar al Secretario en la dirección del Departamento y favorecer los intereses de Estados Unidos en todo el mundo”.
Melika Willoughby, una portavoz de la oficina del gobernador de Kansas, no confirmó ni negó el rumor sobre Brownback, sino que dijo que Brownback “está concentrado en sus continuados esfuerzos para hacer de Kansas el mejor Estado en Estados Unidos para criar una familia y formar un negocio”.
La Casa Blanca no respondió a nuestra petición de un comentario al respecto.
Además de la libertad religiosa, el presidente Trump y el papa Francisco tal vez traten temas como la inmigración y el cambio climático. Es bien sabida su falta de sincronía en muchas de estas cuestiones. Cuando el pontífice regresaba a Roma de un viaje a México en febrero de 2016, comentó que cualquiera que pensara en levantar muros sin construir puentes no es cristiano. Era una evidente referencia a la promesa del por entonces candidato Trump a construir un muro fronterizo entre Estados Unidos y México.
Sin embargo, en su vuelo a Portugal la semana pasada, Francisco dijo que se reservaría sus juicios del presidente hasta conocerlo en persona.
“Nunca juzgo a una persona sin escucharla”, dijo el papa. “Siempre hay puertas que no se han cerrado. [Hay que] buscar las puertas que al menos están un poco abiertas, entrar y hablar de cosas comunes, e ir hacia adelante, paso a paso. La paz es artesanal, se hace cada día. Y también la amistad entre las personas, el conocimiento mutuo, el cariño son artesanales. Se hacen día a día. Respetar al otro, decir lo que uno piensa, pero con respeto, para caminar juntos… uno piensa de una forma u otra (…), hay que ser sincero con lo que cada uno piensa, ¿no?”.
A pesar de las diversas y manifiestas diferencias entre los dos hombres, Paul Kengor, autor de A Pope and a President: John Paul II, Ronald Reagan, and the Extraordinary Untold Story of the 20th Century [Un papa y un presidente: Juan Pablo II, Ronald Reagan y la extraordinaria historia nunca contada del siglo XX], afirmó que no “cree que ninguno de los dos busque una confrontación verbal”.
“Francisco, sinceramente, es demasiado amable y demasiado encantador como para provocar un desacuerdo contencioso”, declaró Kengor, que más bien considera el encuentro como una primera reunión de reconocimiento. “Francisco debería estar agradecido y reconfortado por que el presidente Trump escogiera ir al Vaticano como su primer viaje al extranjero”, manifestó Kengor. “Es un gesto significativo de Trump y su equipo”.
La visita de Trump a la Ciudad Eterna, un día antes del Jueves de Asunción, tendrá lugar después de pasar por Arabia Saudí e Israel en su primer viaje internacional como presidente. En la historia reciente, solo el presidente Richard M. Nixon se reunió con un papa en su primer viaje al extranjero como presidente. Nixon tuvo una audiencia con el papa Pablo VI en el Vaticano en marzo de 1969.
Después del Vaticano, Trump asistirá a la cumbre de la OTAN en Bruselas el 25 de mayo, seguida de una reunión entre las principales potencias económicas mundiales, el G7, en Sicilia el 27 de mayo.
Sirva o no la visita al líder de los 1200 millones de católicos en el mundo para engendrar buena voluntad, el experimentado periodista y analista católico Russel Shaw duda que el encuentro tenga mucha importancia significativa.
“El papa hablará en términos no específicos sobre la bienvenida a extranjeros, el presidente hablará de la importancia de la libertad religiosa, con su reciente orden ejecutiva en mente”, valoró Shaw, autor de American Church. “Principalmente se medirán mutuamente. Dependiendo de la conclusión que saquen el uno del otro, puede que tomen medidas reales en el futuro, aunque, por el mismo motivo, puede que no. Todo se verá”.
Robert Royal añadió: “Espero que Francisco hable a Trump de misericordia y perdón. En mi opinión, Trump entiende de eso incluso menos que de cuestiones nacionales e internacionales”.