El país sudamericano prevé un plan de contingencia para los refugiados venezolanos con el apoyo de Acnur
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Un lugar para acoger a inmigrantes venezolanos es lo que se podría estar previendo para el corto plazo en la zona fronteriza entre Brasil y Venezuela. No en vano, en las últimas horas una misión de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) desembarcó en esa zona para explorar un plan de contingencia para atender el alto flujo de venezolanos que están cruzando la frontera hacia Brasil.
El recorrido de los miembros de Acnur fue hecho en compañía de funcionarios del gobierno central y, según reproduce la agencia Télam, “la primera opción es montar un plan de contingencia frente a una eventual crisis de refugiados, con la instalación en la zona fronteriza de espacios para acoger a inmigrantes como existen en Europa”.
En ese sentido, durante estos días, el equipo de la ONU recorrió la zona y el centro de referencia para inmigrantes.
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Diego Pineda tiene 26 años y en el mes de febrero de este año cruzó la frontera desde Venezuela a Brasil caminando cientos de kilómetros con el único objetivo de pedir asilo en el país vecino, revela un informe publicado por Human Rights Watch. Pero cuando Diego logró instalarse en Brasil, la llegada de venezolanos recién comenzaba a hacerse más fuerte.
En el mes de abril la ciudad de Boa Vista, en el departamento de Roraima (fronterizo con Venezuela), ha tenido que decretar la emergencia debido a esta llegada masiva de ciudadanos venezolanos que cruzan la frontera huyendo de la situación crítica que vive su país y pidiendo refugio, como Diego.
Para una ciudad como Boa Vista (tranquila y que alberga unos 300.000 habitantes) esto ha representado verdaderamente un fuerte “sacudón” y ha impactado en la vida de sus habitantes.
Un claro ejemplo de ello es lo que sucede en los hospitales, lugares que se han transformado en recurrentes para muchos venezolanos por la falta de medicamentos en su país.
La situación crítica, calificada por muchos como “crisis humanitaria”, se extiende a la localidad de Manaos, en la Amazonia de Brasil, donde varios indígenas venezolanos (warao) también han cruzado la frontera para trasladarse hacia ese lugar.
Algo similar ha sucedido en otra ciudad fronteriza como Pacaraima. Ahí, por ejemplo, Pablo López, venezolano e integrante de la comunidad indígena warao, llegó en busca de alimentos. Para logar sobrevivir empezó a trabajar descargado camiones y vivía en la calle junto a otro grupo de indígenas, destaca Human Rights Watch.
Brasil ha sido históricamente un país que se ha mostrado abierto a la hora de darle refugio a las personas provenientes de otros continentes, como los sirios, por ejemplo. Incluso, abierto a recibir una cuota de refugiados provenientes de grandes campamentos a nivel mundial.
Ahora, la situación parece presentar algunas variantes, pues estos refugiados provienen de muy cerca -son de un país hermano y vecino- y representan una gran oportunidad de demostrar grandeza aún en los momentos más difíciles.