¿Roma como Fátima? Estamos a finales de los años ’40 del siglo pasado cuando la Virgen se le apareció a un grupo de niños que estaban jugando.
Es el 17 de mayo de 1948 como se lee en una placa de mármol custodiada dentro de la capilla que se encontraba precisamente en ese lugar, en el barrio de Torpignattara, justo detrás de los arcos del acueducto Alejandrino (en la pared posterior está incorporado un pedazo del antiguo acueducto).
«En este lugar, la tarde del 17 de mayo de 1948 se apareció la Santísima Virgen a los 12 niños que jugaban a las escondidillas entre ese lugar y la cabañita que se habían construido solos para jugar. Asustados se refugiaron en la cabañita. La Virgen los siguió y uno de ellos, Bruno Bolotti, la reconoció y lo dijo a los demás, quienes habían visto sólo una gran luz».
De ahí el nombre con el que se le conoce a esta Virgencita: «Virgen de la Cabañita». La puerta, de día, siempre está abierta, para que quienquiera que pase pueda entrar y saludar a la «dueña de la casa». La estatua de la Virgen está custodiada en un nicho, protegida por una rejilla azul. Frente a la Virgen hay un pequeño candelero. A lo largo de la sala están puestas las sillas para que quien va a rezar. También esta el rosario organizado por un grupito de fieles, al menos para los meses de mayo. Por todos lados hay estatuillas, rosarios, fotografías, postales, e imágenes de Papas y santos.
La Virgen – vestida de blanco y con un manto azul – está en actitud de oración, con las manos juntas de las que cuelga un rosario, y otro que cuelga de lado. Probablemente de los votivos, como muchos que desde el principio adornan la «gruta» y todas las paredes de la capillita.
En una placa se lee: «La estatua de la Virgen es un regalo de la primera agraciada, Maria M. 2.11.1948». Decenas de votivos «por las gracias recibidas», se remontan en gran parte a los años ’40. Muchos de éstos hablan de curaciones milagrosas atribuidas a la intercesión de la Virgencita, en otro está esculpido el importe de donativos por la ampliación de este «santuario», una manera de pagar por la gracia recibida.