El presidente venezolano anunció una Asamblea Constituyente para profundizar la revolución comunista en medio de la crisis humanitaria“No cesan de llegar noticias dramáticas sobre la situación en Venezuela y la agravación de los enfrentamientos, con numerosos muertos, heridos y detenidos”, declaró el Papa Francisco este domingo 30 de abril, ante unas 70.000 personas que se congregaron en la Plaza San Pedro del Vaticano para la oración del Regina Coeli.
Veinticuatro horas después de las palabras del Papa, el volcán de noticias nuevamente resopló con fuerzas desde el corazón del país suramericano, expulsando otros tipos de lavas que prometen calentar aún más la realidad venezolana. Francisco tenía razón.
Este primero de mayo, el presidente Nicolás Maduro anunció la convocatoria “a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Ciudadana”, como respuesta a las protestas opositoras que le acorralan exigiendo elecciones generales, incluida la presidencial.
¿Un presidente del amor y la paz?
Mientras Maduro arengaba a sus seguidores en la céntrica avenida Bolívar de Caracas, sectores de la oposición por enésima vez eran reprimidos por los cuerpos de seguridad del Estado conteniéndoles en el este de la ciudad e imposibilitándoles de llegar hasta las sedes del Tribunal Supremo de Justicia y Consejo Nacional Electoral.
Hasta la fecha -las manifestaciones reprimidas con saña por estos cuerpos y grupos paramilitares conocidos como “colectivos”- han cobrado la vida de 29 personas.
“Les entrego el poder que me dio Chávez, les entrego el poder de la patria”, dijo Maduro a sus seguidores, argumentando la necesidad de “transformar el Estado, sobre todo esa Asamblea Nacional (AN) podrida que está ahí”, dijo refiriéndose a la mayoría opositora que actualmente ocupa tres cuartas partes del Parlamento.
“Va a ser una convocatoria para elegir a unos 500 constituyentes (…) Profundamente chavista, por lo democrática, por lo popular (…) donde se postulen los motorizados, los transportistas, los pescadores, las pescadoras. Una Constituyente del pueblo”, dijo.
Horas más tarde, Nicolás Maduro firmaba el decreto para la convocatoria de la ANC, asegurando que no se cansará de buscar la paz a través de los mecanismos constitucionales. “Estamos casados con la paz, yo creo en la tolerancia política y en el amor, en el ejercicio pacífico, en la democracia”, expresó en un consejo de ministros.
“Es un fraude”, dice la oposición
Luego de las jornadas de protestas, el presidente de la Asamblea Nacional, diputado Julio Borges, calificó la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente planteada por Maduro como “el golpe de Estado más grave de toda la historia”. “Hoy el Gobierno ha destruido el voto convocando a esta supuesta Constituyente que realmente no lo es”.
“Lo que menos podemos tener en este momento es temor o miedo, debemos seguir luchando como hasta ahora lo estamos haciendo”, insistió el parlamentario.
Igualmente aseguró que “el problema no es cambiar la constitución, el problema es sacar a este gobierno por la vía del voto, queremos que se respete la constitución y el gobierno no quitará nuestras exigencias con estas decisiones chimbas”.
La propuesta representa que “Venezuela más nunca logre votar en elecciones libres y directas” y llamó al pueblo a “rebelarse al pueblo y no aceptar este golpe de Estado”, dijo el diputado de Primero Justicia.
Por su parte, el ex candidato presidencial Henrique Capriles Radonski, estimó que frente “al fraude constitucional de constituyente que acaba de anunciar el dictador”, la respuesta es “pueblo a la calle y a desobedecer semejante locura”.
Golpe a la “Constitución Chavista”
Desde el “chavismo moderado” también han surgido voces contrarias a esta convocatoria, como la del politólogo Nicmer Evans, coordinador de Marea Socialista.
“Ahora en el marco de la Constituyente se suspende todo el Estado de Derecho con base en su supraconstitucionalidad y se inicia un período dictatorial, es un golpe contra la Constitución promovida por Chávez, la muerte del proyecto chavista desde el Gobierno”, dijo a un portal de Caracas.
Visto el panorama y desechado hasta ahora el diálogo como mecanismo de negociación política para una salida en paz en Venezuela, las partes en conflicto parecen entrar en un terreno sin retorno. Cada bando endurece posiciones y el final se antoja impredecible.