Luego del desborde de ríos y huaicos, el país enfrenta el desafío de la reconstrucción
Parcialmente en el lodo, así permanece el cementerio “José de los Ángeles”, que sirvió de refugio a los pobladores de Catacaos, ciudad ubicada a 12 kilómetros de la región Piura, Perú.
Lo perdieron todo sus familiares, sus casas, sus cultivos, sus artesanías. Sin embargo, a un mes después del 27 de marzo, cuando el río Piura irrumpió violentamente en sus vidas, el pueblo de Catacaos sigue en pie.
Más de la mitad de los pobladores -que pareciera llevará incluido en su nombre el caos- son damnificados. De los 80 mil habitantes, 45 mil perdieron parte de su familia, sus casas, sus animales, sus cultivos, sus artesanías. Todo.
Situación de emergencia
Lo primero que colapsó en Catacaos, uno de los diez distritos de la ciudad de Piura, fue la salud. “El Centro de Salud Materno Infantil” ubicado al ingreso del pueblo fue cubierto por el lodo, así como los equipos que había en su interior. Desde entonces sus pasillos se han convertido en almacenes de la ciudad.
El servicio es solo de día. Los pacientes con dengue son trasladados al Hospital Santa Rosa, a poco más de media hora en Piura. En este centro de asistencia se tratan 300 casos de dengue de los cuales 104 se encuentran en una situación de riesgo.
Por si fuera poco, 52 trabajadores de este hospital han sido picados por el Aedes Aegypti, mosquito que genera fiebres altas, dolores lumbares e incluso la muerte. Segundo Maza Nima, de 78 años, se convirtió el último viernes en la novena víctima mortal en toda la región.
Médicos solidarios
Tomar abundante cantidad de líquido es lo más apropiado, cuando no se puede ni siquiera ponerse en pie. Hasta el jueves 20 se registraban 5 mil 933 probables casos de dengue, de los cuales solo se confirmaron 932 la gran mayoría en los distritos de Sullana, Castilla y Piura.
De inmediato se hizo presente en la región del norte del Perú una oleada de médicos cubanos voluntarios, así como los hospitales de solidaridad. Y es que Catacaos no presentaba dengue desde hace muchos años. “Debemos controlar el brote porque se está duplicando semana tras semana”, expresó a un diario peruano el jefe de Epidemiología de la Dirección Regional de Salud, César Monzón.
Médicos de diversas especialidades instalaron sus consultorios ambulantes en la Plaza de Armas. Sin embargo, hasta el momento solo se cuenta con 700 galenos de los mil 700 que se necesitan a lo largo y ancho de la región Piura.
En busca de voluntarios
“Demoraremos más de dos semanas para fumigar todo Catacaos. Siempre y cuando el ejército nos ayude”, reflexiona Juan Cieza, Alcalde de Catacaos. “Queremos alcanzar los mil voluntarios” si los soldados se suman podremos hacerle frente”, agregó para el diario local.
En días pasados la Dirección Regional de Salud (Diresa) contribuyó con la capacitación de un gran número de voluntarios. Sin embargo el Cieza indicó que sin la maquinaria necesaria para la fumigación es poco lo que se podría realizar. En Catacaos se cuenta con 80 termonebulizadores y se requiere mil por lo menos.
Cortar la epidemia de raíz “abatización” o “control focal” es otra de las soluciones. Esta práctica consiste en la eliminación de las larvas, la segunda fase del futuro mosquito.
Mientras tanto, el pueblo vive con esperanza en medio del caos. Es su esperanza su único sustento en estas circunstancias.