La situación no puede ser más desesperadaMuchos cuestionamientos acumula la FAO en el caso de Venezuela. El organismo ha venido haciendo caso omiso a las políticas gubernamentales sobre las cuales expertos y organizaciones diversas han venido advirtiendo serían las responsables de una crisis sin precedentes desde el punto de vista alimentario.
En lugar de eso, en el ano 2015, La FAO premió en un evento en su sede al gobierno venezolano, a pesar de los alertas que circulaban. “Venezuela es un ejemplo para el mundo por lo que desde ya la FAO tiene previsto invitar al Presidente de la República, Nicolás Maduro, para que en representación del pueblo venezolano, reciba la condecoración por parte de la Organización de las Naciones Unidas”, anunció en su oportunidad Marcelo Resende, representante de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) anunciando que este ente entregaría, nuevamente, un reconocimiento a Venezuela “por contribuir a la erradicación del hambre en el mundo”. En 2013, Venezuela ya había recibido similar reconocimiento.
Voceros de las fuerzas políticas que adversan al partido de gobierno criticaron la entrega del reconocimiento, basándose en argumentos como la escasez crónica reportada por algunos especialistas desde 2013, que siguió a la de algunos productos puntuales desde 2007.
No tardó el Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), junto a la Fundación Bengoa y el Centro de Investigaciones Agroalimentarias (CIAAL), en publicar un informe dirigido al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas. El objetivo de este documento, según explicaron sus autores, era “servir de fuente alternativa para el examen que realizará el Comité al Estado venezolano”. Este informe daba cuenta de la contracción de la producción nacional de alimentos y la creciente dependencia de las importaciones. Los autores consideraron que tales circunstancias colocaban a Venezuela “en una posición de vulnerabilidad” con respecto a la protección contra el hambre.
Hoy, la situación no puede ser más desesperada. Es por todos conocida la situación de auténtica hambruna que vive el pueblo venezolano como también la negativa implacable del gobierno venezolano a permitir que Caritas reciba donativos y los distribuya entre la población más necesitada. La tan cacareada “seguridad alimentaria” no existe y el gobierno –que teme caer en default- destina el dinero que antes gastaba en traer alimentos del exterior, a pagar deuda.
Los ministros de Agricultura y Alimentación sostuvieron una reunión, hace pocas horas, con los representantes de la agroindustria y la Red de Automercados conocida por las siglas de ANSA. La petición fue entregar al gobierno lo que guardaban los depósitos de los distintos hipermercados. “Necesito lo que almacenen”, dijo ante la mirada atónita de los interlocutores. Su quijada alcanzó el piso en medio segundo: “Pasen, ministros y carguen cuanto encuentren”…. absolutamente nada.
No hay reposición de mercancía. Llegamos al llegadero. El gabinete económico no da pie con bola. Venezuela, un país petrolero, no tiene qué comer. Los próximos días y semanas pueden ser muy traumáticos.
Venezuela afronta una grave crisis, que está lejos de aliviarse. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe indicó ayer que la economía del país caerá 7,2%, lo que coincide con la proyección publicada la semana pasada por el Fondo Monetario Internacional, que calculó una contracción del producto interno bruto de 7,1%.
Ante este cuadro dantesco, la FAO, a pesar de haber otorgado a Venezuela dos premios por la “reducción de la pobreza y el hambre”, reconoce la gravedad de la situación en el país y señala, en su Reporte Global de Crisis Alimentarias 2017, que el “empeoramiento de la situación económica en Venezuela puede causar una fuerte escasez de bienes de consumo, incluyendo comida y medicina. Por tanto, la seguridad alimentaria necesita ser monitoreada”. La fuerte escasez ya está instalada en la cotidianidad del venezolano. El monitoreo se lo dejamos a ellos.
La FAO estudió a 48 países, de los cuales 22 afrontan graves crisis alimentarias este año, por lo que advierte que se debe extremar la vigilancia y actuar para prevenir nuevas hambrunas. La organización apunta que carece de datos confiables y actuales sobre la situación del país. La pregunta es: ¿los tenía cuando premió en dos oportunidades al gobierno de Maduro?
Hay que recordar la conseja tan castiza “de aquellos polvos vienen estos lodos. Y un dicho muy criollo que viene al pelo: “tarde piaste, pajarito”.