“Aquello se llamaba paz”, dijo el médico; el video se ha convertido en un éxito en InternetEn las imágenes, una linda niña – con una sonda de suero – ensaya algunos pasos. En seguida se deja llevar por la música tocada y cantada por un médico, en el hospital donde ella estaba internada. Parece que, por unos instantes, la niña se olvidó del sufrimiento causado por una enfermedad rara que padece, la Histiocitosis de células de Langerhans, caracterizada por la proliferación de células específicas, que causan tumores alrededor de tegumentos, huesos y vísceras.
El video fue grabado en uno de los hospitales públicos más prestigiosos de América Latina, el Hospital de las Clínicas de la USP de Ribeirão Preto, interior de San Paulo.
En su perfil de Facebook, el médico residente en pediatría, Paulo Martins, cuenta que decidió llevar un ukelele (instrumento hawaiano de cuerdas) para proporcionar un poco de alegría a los pacientes internados. La mayoría eran adolescentes con cáncer. Él y algunos colegas empezaron, entonces, a tocar y cantar de cuarto en cuarto. Sofía, la muchachita del video, acompañaba todo de cerca. Fue cuando el papá de la niña le pidió al médico que tocara una canción para la pequeña. “Al principio me quedé avergonzado, pues no sabía ninguna música infantil. Pero el papá me calmó, ‘a ella le gusta Marília Mendonça’. Comencé a tocar, bajito, y a medida que los acordes y la letra comenzaron a fluir, sus pasos mágicos me fueron acompañando. Bailó toda la canción. Terminaron pidiéndome otra. Toqué Medo Bobo y ella bailó divinamente bien. Al terminar, sólo había alegría. Todo el mundo estaba feliz, todo aquello se llamaba Paz”, escribió el residente en Facebook.
El video se viralizó en Internet. Millones de personas ya lo han visto y se han contagiado con la iniciativa y con la alegría y la belleza de la pequeña Sofía.
El médico dijo que no era la primera vez que llevaba a cabo acciones para romper la rutina fría del hospital y dar un trato más humano. Él cuenta que ya ha confeccionado pijamas alegres y coloridos para los niños internados.
Y sostiene: “Amar y dedicarse al prójimo jamás debe ser un hecho único que llame la atención, tiene que ser algo constante y cotidiano. Los niños necesitan de eso. Nosotros tenemos que llevar alegría y buena energía a los lugares donde vamos, y jamás debemos dejarnos vencer por el mal humor, la indiferencia y la tristeza que algunas veces intentan contaminarnos”.