Técnicas para controlar nuestros impulsos y educar como en realidad queremosSi nos preguntan a los padres de niños pequeños si hay algo que quisiéramos tener a montones la respuesta sería una sola: paciencia (además de más tiempo para dormir). La paciencia se convierte en aquel ideal que quisiéramos alcanzar, aquel ingrediente secreto que nos falta para tener una vida familiar armónica. No importa a quién le preguntes, nadie te contestará que tiene la paciencia suficiente para manejar la vida con hijos pequeños (o grandes).
Es difícil educar en momentos de caos, por eso es necesario desarrollar técnicas que nos permitan tener paciencia, y que nos ayuden a controlar nuestros impulsos para poder educar como en realidad queremos.
1.-La primera técnica, y la más conocida es la de contar hasta 10. Aunque parezca sencillo, cuando pasamos por momentos de estrés, de caos o de impaciencia extrema es bueno tomarnos un momento para calmarnos y no dejar que nuestros impulsos tomen las decisiones por nosotros. Si no tomamos este momento, nuestros arrebatos pueden ganarnos, nuestra reacción será meramente un desahogo y lo más probable es que nos equivoquemos.
2.- Además de contar hasta 10 debemos saber escoger nuestras batallas. En el ámbito educativo es muy difícil exigir todo a todos, sobre todo si tenemos más de un hijo. Lograremos ser más pacientes si le quitamos importancia a cosas que, aunque nos pueden molestar personalmente, sabemos que no tienen consecuencias en la vida y educación de nuestros hijos.
3.- Tanto la mente como el cuerpo necesitan cambiar de actividad para poder comenzar de nuevo. Es por esto que es necesario pasar algún tiempo haciendo actividades que puedan hacer un “reboot” de nuestro sistema operativo: no importa si es salir a correr, bailar frente al espejo, leer dos capítulos de un libro o jugar una partida de ajedrez; tenemos que descubrir qué es lo que nos permite relajarnos y reconocer que necesitamos de este tiempo para recargar las baterías.
4.- No todo es una transacción emocional: el mayor generador de estrés entre los padres de familia es pensar que los malos comportamientos, las travesuras, o los inventos son dirigidos a nosotros: lo tomamos como una afrenta personal. Cómo esto es así, reaccionamos en consecuencia, entonces un acto educativo se convierte en una batalla de culpas y de sensibilidades que agotan a cualquiera. Es importante recordar que nuestros hijos no están actuando en nuestra contra, ni hacen las cosas para molestarnos, sencillamente están en un proceso de aprendizaje y a veces tratan de probar sus propios límites. Si aprendemos a educar desde esta perspectiva, seremos mucho más pacientes y nos agotaremos menos.
5.- Preocúpate solo por lo que puedes cambiar: serás mucho más paciente si aprendes a reconocer que hay eventos en nuestra vida sobre los que no tenemos ningún tipo de influencia. Cosas que, aunque nos preocupen, no podemos cambiar aunque queramos. Debemos aprender a soltar esas cosas y a gastar nuestro tiempo y energías en lo que si esta en nuestra área de influencia.
6.- Pide ayuda: otra causa muy típica de la pérdida de paciencia es tratar de hacerlo todo nosotros mismos y no reconocer que necesitamos ayuda. Debemos aprender a tener la humildad de pedir favores, y de acudir a los demás cuando sentimos que no podemos más. La fuente más efectiva de la paciencia es aprender que cuando no podemos, siempre hay alguien que está ahí para relevarnos y para ayudarnos a ver los problemas con otra mirada.
La paciencia es una virtud muy difícil de conseguir, y siempre desearemos tener más. Lo importante es reconocer nuestras limitaciones, y saber contar con las herramientas que nos ayuden a llenar el tanque otra vez.