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Llega la Semana Santa y el consumo de pescado se incrementa en todas partes del mundo. Para gran parte de la población el pescado forma parte de una alimentación saludable, ¿pero siempre es así?
El pescado presenta muchas propiedades que lo hacen un alimento saludable. Es una fuente importante de proteína de alta calidad, es bajo en grasa, grasas saturadas y en calorías. Además, es fuente de vitaminas A, D, E, B y B12 y tiene omega-3, un ácido graso esencial que el organismo no puede producir y se debe ingerir a través de los alimentos.
Sin embargo, la presencia de un mar cada día más contaminado por metales pesados hace que el pescado también sea también fuente de mercurio, una neurotoxina muy perjudicial para el desarrollo neurocognitivo, que está presente en el aire, en el agua y en los suelos.
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¿De qué manera llega el mercurio a los pescados?
El Departamento de Ambiente y Cambio Climático de Canadá explica que el mercurio del pescado proviene de la quema de combustibles fósiles y de su uso en la industria.
Luego es liberado a los océanos y allí ciertas bacterias lo transforman en metilmercurio (compuesto orgánico presente en pescados y mariscos) y se incorpora en las cadenas alimentarias a través de su acumulación en los peces de gran tamaño y mamíferos marinos.
Sus efectos son tóxicos actuando sobre los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel, los pulmones, riñones y ojos.
Hay algunos pescados que lo presentan en mayor concentración que otros, son principalmente los que están al final de la cadena alimenticia como elatún, el pez espada o el bacalao.
Si el consumo es moderado no supone riesgos para la salud porque, según indican diversos estudios, esta toxicidad es reducida por el selenio (otro de los nutrientes esenciales del pescado).
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¿Qué sucede con las embarazadas, lactantes y niños menores de 3 años?
Ambos grupos son los más vulnerables al efecto nocivo del mercurio. A pesar de ello el pescado contiene ácidos grasos esenciales, que son imprescindibles para el desarrollo neurológico del feto.
Por esta razón la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aconsejan el consumo solo de aquellos pescados que tengan bajas concentraciones de este metal y con determinada frecuencia.
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¿Cuáles son las recomendaciones de consumo?
Se recomienda su consumo por los ricos nutrientes que aportan y su contenido de ácidos grasos que no sólo son necesarios para el desarrollo del sistema nervioso, sino que además protegen de enfermedades cardiovasculares y se asocia a un menor riesgo de desarrollo de enfermedades como el alzheimer.
La FDA a través de una lista informa acerca de la cantidad adecuada de pescado para su consumo en la población, además de su frecuencia en función de sus niveles de mercurio.