En mi anterior columna ofrecí sugerencias de aperitivos deliciosos para niños que respetaban la dieta sana de mamá. Lo dije entonces y lo voy a repetir esta semana también: muchas veces usamos a nuestros hijos como excusa para “saltarnos” nuestras vidas sanas, cuando en realidad nuestros hijos deberían ser la razón por la que mantener el compromiso por la salud.
En esta misma línea, es de igual importancia permitir a los niños que participen de los entresijos de la cocina. Me crié en una familia en la que éramos 7 hermanos y mi madre rara vez nos dejaba ayudar en la cocina. De vez en cuando poníamos la mesa o preparábamos una ensalada y, aunque siempre ayudábamos a limpiar, la cosa no iba a más. Tenía muy poca experiencia en la cocina cuando fui a la universidad, así que mucha de mi pasión es autodidacta.
Ahora, como madre de cuatro pequeñas, entiendo totalmente por qué mi madre quería la cocina tranquila para ella sola… Dicho esto, intento animar a mis hijas a que me ayuden más cuando estoy en la cocina y enseñarles por qué comemos los alimentos que comemos.
¿Que la cocina se desordena más con esta compañía? Sí. ¿Que es más caótica? También. Pero las lecciones que aprenden mis hijas y los recuerdos que generan aquí demostrarán ser (espero) de gran valor.
Y, claro está, a mi madre que ahora es abuela, no le podría importar menos el desastre que sus nietas pudieran crear en mi cocina o en la suya, ¡quién lo iba a decir!
A continuación podréis leer 5 destrezas sencillas que todo niño y niña, grande o pequeño, puede aprender para ayudar en la cocina:
Planificar comidas
Pregunta a tus hijos qué quieren para cenar durante la semana y déjales que hagan la compra contigo para escoger los ingredientes. A mí me gusta incluso que entiendan el precio de cada artículo, así es menos probable que los desaprovechen. Cuando ya sabes de antemano qué les apetecerá comer, habrá menos quejas una vez se sirva la comida.
Reunir ingredientes
Déjales preparar los ingredientes. Nosotros lo hacemos sobre todo cuando hacemos algo de pastelería en el horno. Hablamos, por ejemplo, sobre por qué usamos miel en vez de azúcar y cualquier otra alternativa saludable. Luego, por supuesto, si es el cumpleaños de alguien usamos azúcar de verdad (moreno) y hablamos de por qué estos caprichos es mejor si no son demasiado habituales.
Mezclar ingredientes
En serio, confía en mí. A los niños se les da estupendamente mezclar, batir y remover, sobre todo cuando tú tienes que hacer otras diez cosas a la vez. Porque si estás en la cocina, sin duda estarás intentando fregar los platos, limpiar el suelo, guardar comida, poner la lavadora, todo a la vez (¿alguna vez habéis metido la colada en el horno? Yo sí…) El caso, ¡aprovechad esas manitas que están deseando ayudar!
Ordenar la comida
Crea un sistema en tu despensa y en tu frigorífico y explica a los peques dónde va cada cosa, como si fueran juguetes. Por ejemplo, con los cajones de la fruta y las verduras también pueden aprender cuál es cuál. Cuanto más ayuden con estas pequeñas tareas, más valorarán el trabajo que se hace en casa.
Preparar pequeñas comidas
Último, pero no menos importante: permite que los niños preparen sus propias tapas y comidas. Yo evito cualquier cosa afilada o caliente, claro está, pero un cuchillo de untar no les va hacer daño. Yo dejo que mis peques corten el queso en cuadraditos para hacer un aperitivo de frutas, frutos secos, galletitas saladas y queso. También tienen que coger las uvas del racimo y lavarlas.
Ni que decir tiene que no todo siempre es coser y cantar, pero hasta ahora, en mi experiencia, lo cierto es que es beneficioso tanto para mamá y papá como para las niñas.
Ya puedo escuchar a algunas madres y padres riéndose ante mi optimismo, pensando: Me alegro de que a ella le sirva, pero en mi casa eso no funciona ni por casualidad.
Desde mi perspectiva habitual del vaso medio lleno (de vino tinto), siempre pienso que quizás, y solo quizás, si hago estas clases de cocina básica para mis hijas, llegará un momento en que yo podré sentarme en el sofá con mi copa de vino mientras ellas hacen las tareas de casa con destreza y familiaridad. Después de todo, ¡Dios me regaló a cuatro hijas muy mañosas!
Y para alimentar mi fantasía (las madres podemos soñar, ¿vale?), le pregunté a cada una de mis hijas cuál es su tarea preferida. A mi hija de 7 años le encanta ayudarme a decidir qué vamos a preparar (“planificar comidas”, como escribí antes). A la de 5 años le encanta preparar guacamole y dentro de poco será capaz de hacerlo entero ella solita: desde pelar el aguacate hasta mezclar los condimentos. La de 3 respondió que le encanta ayudar a mamá a batir las mezclas y ¡probar los platos!
Me encantaría saber de qué forma os ayudan vuestros pequeños en la cocina, así que ¡animaos a contármelo en los comentarios de abajo!
Hoy celebramos a...