En nuestras vidas, muchas veces pensamos que el mal no existe y por eso no nos protegemos. Podemos ser víctimas e, incluso contra nuestra voluntad, agentes del mal. ¿Cuántas veces no te has descubierto deseando un bien que ya es de alguien? Sí, el mal existe y tenemos que estar atentos contra cualquier sentimiento que no viene de Dios. ¿Cómo hacerlo? A través de la oración, que es nuestra mejor arma contra todos los maleficios, principalmente la envidia.
Aquí un ejemplo de oración sencilla y bonita que circula por internet, de autor desconocido:
En este momento en que me encuentro en oración en Tus brazos, Jesús,
te pido la gracia de ser libre de este veneno que es la envidia, traída al mundo por Satanás.
Señor, te pido que vengas en auxilio de mis flaquezas y mis debilidades.Entrego de todo corazón a Ti, Señor, todos los momentos en que experimenté el sentimiento de envidia, ya sea con amistades o con bienes materiales.
Te pido, Espíritu Santo, que vengas sobre mi corazón y sobre mi vida,
liberándome de las raíces de la envidia.Ven, Espíritu Santo de Dios, dame un corazón puro y simple,
que se alegra con aquello que soy y que tengo.
Ven, Espíritu Santo, abre mis ojos a las riquezas que poseo.Ven, Espíritu Santo de Dios, blíndame con tu poder
para que me proteja de los envidiosos que quieren perjudicarme a mí y a mis familiares.Renuncio a toda envidia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!