"Padre del cielo, nadie es extranjero para ti y nadie está nunca lejos de tu cariño..."
Padre del cielo, nadie es extranjero para ti y nadie está nunca lejos de tu cariño.
En tu bondad, cuida de los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo,
de los que están separados de sus seres queridos, de los que están perdidos
y de los que han sido exiliados de sus hogares.
Llévalos en condiciones seguras al lugar donde quieren estar.
Envía tu Espíritu Santo sobre nuestros gobernantes,
para que promulguen leyes y políticas acordes con la dignidad de toda persona humana.
Concédenos la gracia de una santa audacia
para ser solidarios con los más vulnerables entre nosotros
y para ver en ellos el rostro de tu Hijo.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor,
que también fue refugiado y migrante. Amén.
Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros.
Por el obispo de Lincoln, James Conley
Oración publicada originalmente (en inglés) en el Southern Nebraska Register