Seguir al Señor que nos da todo, no buscar las riquezas: es la invitación del papa Francisco en la misa del 28 de febrero de 2017 en la Casa Santa Marta del Vaticano.
Comentando el Evangelio del día, el Papa destacó la plenitud que Dios da, una plenitud en la humillación que culmina en la cruz.
“No se puede servir a dos señores”: o servimos a Dios o a las riquezas. La Iglesia “nos hace reflexionar sobre la relación entre Dios y las riquezas”.
Y recordó el encuentro entre “el joven rico que quería seguir al Señor, pero que al final, era tan rico que eligió las riquezas”.
Dios se nos da a Sí mismo sin medida
El comentario de Jesús, observó el Papa, asusta un poco a los discípulos:
El Evangelio de Marcos nos muestra a Pedro preguntando a Jesús qué será de los que lo han dejado todo. Parece, comentó el Papa, que “Pedro le pida cuentas al Señor”.
Sin embargo, añadió el Papa, “hay una palabra, en esta cita del Evangelio, que nos llama a reflexionar: recibiréis ya el ciento por uno con persecución”.
El estilo de cristiano es la cruz
Esto, dijo, es “entrar en otra forma de pensar, en otra forma de actuar. Jesús se da a sí mismo, porque la plenitud de Dios es una plenitud humillada en la Cruz”.
San Alberto Hurtado, ejemplo de alegría en el sufrimiento
El joven rico, dijo el Papa, se quedó en su seguridad y se fue entristecido. “No fue capaz de recibir, de acoger esta plenitud humillada”, advirtió.
Todos los santos, Pedro inclusive, la acogieron. Y en medio de las pruebas, de las dificultades, tenían el rostro contento y alegría en el corazón”. Este, evidenció Francisco, es el signo.
Y concluyó la homilía recordando al santo chileno Alberto Hurtado:
Y pidió: