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Reality (shows): No tan reales

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Catholic Link - publicado el 22/02/17
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Si sabes que te están viendo miles de personas, eso de la autenticidad es un poco dudosoLos reality shows se roban los horarios estelares de la televisión en muchos países. El gancho de estos programas es presentar personas “reales” (no actores) con problemas “reales”. Algo así como la vida cotidiana. En realidad, muchas veces, no tienen nada de cotidiano y mucho menos de real.

A medida que ha ido pasando el tiempo se vuelven más provocativos, más extremos y más explícitos en su contenido. Aún no se tiene muy claro por qué este tipo de programas tiene tanto éxito.

Parece que tiene que ver con el deseo de participar en uno de ellos, la autenticidad de las emociones de los participantes, las situaciones a las que los someten, la curiosidad, el ego, la juventud, la belleza, las ganas de figurar y por supuesto el factor monetario. Sea como sea, estos programas están presentes en nuestras vidas, sobre todo, en la de adolescentes y adultos jóvenes, influyéndolas.

Hace unas semanas, leí una noticia sobre un nuevo reality, cuyo tema son las primeras citas pero en la cama, pues los productores afirman que si “empiezas por el final” y conoces a una persona en ropa interior y en una cama, no queda mucho qué ocultar, las inseguridades desaparecen y los encuentros se dan.

La directora del programa comenta que es complicado encontrar a una pareja en el mundo real, y que finalmente en el programa los participantes pueden hallar a alguien “que les dé un poco de entendimiento y de cariño… un simple abrazo”.

Este post no pretende decir qué ver y qué no ver en televisión, para eso existe la libertad, el discernimiento y la madurez. Pero sí intento dejar claras algunas cosas que este tipo de programas no están dejando ver, pues confunden mucho, sobre todo a los más jóvenes.

1. Reality no necesariamente significa realidad

Los realitys distan mucho de mostrar la realidad. En primer lugar porque son programas que siguen un formato y unas reglas. Es decir, arman una realidad que no existe. Además si una cámara te está siguiendo todo el tiempo y sabes que miles o millones de personas te están viendo, eso de la autenticidad es un poco dudoso, ¿no? Hay varios factores que apuntan a que el simple hecho de saber que alguien te mira, impacta directamente en tu comportamiento y al final terminas actuando, no siendo auténtico. Un programa de reality tiene condiciones que no son las del mundo “real”. Son realidades armadas y muestran lo que quieren mostrar o lo que más va a impactar.

2. La intimidad no se logra quitándose la ropa

Descubrir lo íntimo de una persona no se logra quitándose la ropa. La entrega de la intimidad, implica un conocerse y conocer implica entregar y también recibir. La entrega completa, comprometida, fiel y de por vida que se da en el amor conyugal, en un matrimonio, es algo completamente distinto a meterse en la cama en ropa interior con un perfecto desconocido, frente a miles de televidentes. Creo que de íntimo y de profundo eso no tiene nada. Me da un poco de lástima que ese mensaje pueda quedar en la mente de muchos jóvenes, y de pronto lo empiecen a imitar (como se imitan tantos de estos programas) con consecuencias que pueden dejar cicatrices muy profundas.

3. El pudor sirve para protegernos, no es una simple vergüenza de la que es necesario deshacerse

¿Qué es el pudor? Parafraseando al filósofo español Juan Fernando Sellés, es un simple sentimiento natural de vergüenza o quizás es una virtud. En momentos como el nuestro me inclino por lo segundo.

El pudor es una suerte de protección de la persona. El cuerpo humano sirve para expresar visiblemente la persona que somos, pero hay muchos aspectos que quedan en nuestro interior, que por más desnudos que estemos jamás podrán ser develados, más sí vulnerados por el abuso y uso indebido de nuestra propia corporalidad. En este sentido, el pudor no es algo que se deba desterrar como muchos “expertos” fomentan hoy en día. El pudor protege nuestra intimidad y nuestro propio cuerpo.

4. Es de valientes lanzarse a descubrir quién es el otro y sorprenderse, y eso no pasa en una pantalla

Puede que sea muy complicado establecer una relación sentimental sincera y con miras a futuro en nuestros días, pero vale la pena tener el valor de lanzarse en su búsqueda. El amor no se conforma con “un poco de entendimiento y algo de cariño”. El amor lo es todo, total entrega y total aceptación. Para lograr una relación en la que dos personas sean capaces de comunicarse y de volverse “íntimas” no es necesario mostrarse sin ropa. La entrega personal y el conocimiento personal implica muchísimo más. Quemar etapas incluso podría ir en contra. El estar sin ropa te puede volver vulnerable pero también te puede volver sinvergüenza, y puede llegar a darte lo mismo si te ven vestido o no. Tu intimidad, quien verdaderamente eres, no la vas a poder comunicar de esta manera, es más, tal vez con ese comportamiento solo logres despersonalizarte y volverte incapaz de reconocerte a ti mismo.

 

Artículo originalmente publicado por Catholic Link

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