Los yihadistas siembran el terror de manera más sutil, atacando indiscriminadamente a todos los cristianos
Habían desaparecido desde hace algunos días. Hoy por la mañana encontraron sus cadáveres detrás de una escuela de al Arish, ciudad que se encuentra en el norte de la península del Sinaí, en Egipto. Al más grande, Hakim Saied, de 65 años, le dispararon; a su hijo, de 45 años, lo quemaron vivo. Son las dos últimas víctimas de la oleada de violencia yihadista que ha recrudecido sus ataques en contra de los cristianos en la región egipcia más cercana a la frontera con la franja de Gaza.
Esta nueva oleada de violencia no es como los últimos atentados clamorosos (recuérdese la masacre de diciembre del año pasado en El Cairo) y sus objetivos tampoco son personalidades, como había sucedido en otras ocasiones justamente en al Arish, con los asesinatos de algunos sacerdotes coptos.
Ahora, los yihadistas siembran el terror de manera más sutil, atacando indiscriminadamente a todos los cristianos. Y no es ninguna casualidad que suceda justamente en la región del Sinaí, la zona a la que no llega el control del gobierno de al Sisi y en la que es bien sabido que los movimientos afiliados al EI gozan de una amplia red para sus células.
Durante los últimos veinte días han sido asesinados 6 cristianos en al Arish, una de las ciudades que el ministerio del turismo egipcio contaba con transformar en etapa de un itinerario cristiano que siguiera las huellas de la Sagrada Familia.
El primero, el pasado 30 de enero, fue Wael Youssef, un vendedor de alimentos de 35 años. Lo asesinaron en pleno día en su tienda. Llegaron unos hombres enmascarados y le dispararon frente a su esposa y a su hijo. Después se sentaron a tomar algo y a comer unas papas al lado del cadáver. Este comportamiento confirma cuán seguros se sientan los carniceros en esta zona de Egipto. El 12 de febrero fue William Zaker, un farmacéutico de 40 años: un comando de yihadistas detuvo su vehículo y le disparó en la nuca. El 13 fue Adel Shawqi, obrero de 57 años; el jueves 16, Gamal Tawfiq Girgis, maestro de 45 años.
No hay ninguna duda sobre la matriz fundamentalista de estas ejecuciones de simples cristianos coptos que han elegido quedarse en una tierra fronteriza. Pero para que el mensaje sea mucho más claro, el domingo pasado, Wilayat Sinai (la sigla local del EI) difundió un nuevo video de veinte minutos en el que un hombre enmascarado y con una ametralladora explica que los cristianos ya no son «dhimmi», sino «presas» y que «Dios ha dado la orden de matarlos». También se ven imágenes de reciente masacre en la Iglesia de El Cairo. Y se lee: «Esto es solo el inicio».
Los dos nuevos cuerpos sin vida que fueron encontrados hoy confirman claramente estas amenazas. Y el miedo en la comunidad copta aumenta: «La alternativa para los cristianos de Egipto: partir o morir», fue el título del domingo pasado de “Watani”, la revista semanal de los cristianos egipcios. Y también incluyó algunos testimonios dramáticos de los que se han quedado en Arish: «No podemos partir, porque nuestras vidas son aquí, nuestras casas están aquí, no tenemos ningún otro lugar a donde ir. Y así, acabamos preguntándonos todos los días: ¿quién será el próximo?».