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¿Y si ganara en Francia Marine Le Pen?

Salvador Aragonés - publicado el 21/02/17

Consecuencias para Francia y Europea ante una hipotética victoria de la líder del Frente Nacional Francés¿Ganará las elecciones presidenciales de Francia la ultra nacionalista Marine Le Pen? ¿Qué posibilidades tiene? Media Francia está asustada ante esta posibilidad. Sería un cambio no solo en Francia, sino en toda Europa si la líder del Frente Nacional francés alcanza la presidencia y aplica su programa, demagógico, populista y nacionalista a ultranza.

De ser así, Francia acabaría con la V República, saldría del Euro, de la Unión Europea (UE) y de la estructura militar de la OTAN, el tratado militar de los países atlánticos y mediterráneos que en su día se enfrentaron al comunismo en la Guerra Fría. El Gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, ha declarado que la salida de Francia del euro supondría un coste adicional de 30.000 millones al año. Si Francia sale del euro, la moneda europea no resiste.

El programa del Frente Nacional también quiere eliminar el FMI, el Banco Mundial y la OMC, por considerarlo una “máquina infernal al servicio de la ideología ultraliberal”. En 2011 se publicó que Valéry Le Douguet, destacado masón francés, redactó el programa del Frente Nacional en materia de Justicia para las elecciones de 2012.

Marine Le Pen ha escrito, para las elecciones del presente año, 144 “compromisos” con los electores, que a ojos vista no se pueden cumplir: suponen un fuerte incremento del gasto, sin el correspondiente incremento de los ingresos. Francia, no olvidemos, es un país muy endeudado (la deuda pública es de 2.160,4 mil millones de euros, o sea el  97,6% de su PIB). Tiene una cobertura social muy alta que hoy se pone en cuestión para equilibrar el presupuesto anual. El paro alcanza el 10 por 100 de la población. 

Como todo líder nacionalista de extrema derecha, Marine Le Pen propone incrementar las fuerzas del orden –en 15.000 hombres– reducir la inmigración a 10.000 personas anuales (hoy superan las 227.000 los permisos de residencia concedidos en 2016) y poner más trabas para obtener la nacionalidad francesa.

Además, Marine Le Pen pretende asegurar “una capacidad de defensa autónoma” en todos los dominios, mantener la industria militar, aumentar del 2 al 3 por 100 del PIB el gasto militar,  aumentar en 50.000 los efectivos, mejorar el armamento, y reforzar los lazos entre Francia y los países francófonos.

En el terreno social, no faltan concesiones “populistas”, como aumentar las pensiones para la vejez, bajar un 5 por 100 las tarifas de gas y electricidad, derogar la última ley laboral, mantener el poder adquisitivo de los salarios (cargando un 3 por 100 a las importaciones), mantener la semana de 35 horas y desgravar las horas extraordinarias. Además, propone bajar los impuestos sobre la renta.

En el ámbito de la identidad nacional, los compromisos de Le Pen buscan reencontrar la Francia imperial de otro tiempo, manteniendo el control de las fronteras, no reconocer a las minorías y comunidades religiosas, favoreciendo  la laicidad del Estado, reforzar los liceos franceses y las universidades francesas en todo el mundo, e incrementar la ayuda a los deportistas amateurs que representan a la nación.

En el terreno económico, el Frente Nacional propone una mayor intervención del Estado, luchar contra las importaciones de productos que ya existen en Francia, un mayor control estatal sobre los servicios básicos, como la sanidad, la enseñanza, los transportes, etc., con un fuerte impulso a todo lo que sea afrancesar.

Hasta aquí, muy resumido, el programa con que Marine Le Pen se presenta a las elecciones presidenciales de abril y mayo (segunda vuelta).

La líder ultranacionalista es muy odiada y también muy querida entre los franceses. Hoy obtiene el favor del 25,3 por 100 de los franceses, siendo la candidata más favorecida, especialmente después de la caída en picado de François Fillon, candidato de la derecha, embarrancado en el escándalo de los sueldos que pagó a su esposa e hijos, a pesar de que en Francia emplear a familiares es común entre los diputados los cuales perciben un sobresueldo de 125.000 euros anuales que distribuyen como quieran. Este último dato, desconocido para muchos franceses, ha sido otro escándalo.

Queda el candidato Emmanuel  Macron, un tecnócrata de centro-izquierda, que se presenta por primera vez, puede competir con Le Pen en la segunda vuelta. ¿Tiene posibilidades Marine Le Pen? Naturalmente, pero si su opositor en la segunda vuelta sabe aglutinar el voto contrario a Le Pen, que es mucho, ha ganado la presidencia. Le Pen tiene un techo por sus proclamas exclusivistas y por sus fobias racistas.

Nos preguntamos, ¿por qué han surgido personajes como Marine Le Pen? En parte porque la globalización ha herido los nacionalismos, en Francia y en muchos otros lugares. Es como un retorno a las glorias del pasado, como el Bréxit o el fenómeno Donald Trump. La Unión Europea no acaba de ser “amada” por los pueblos del continente, pero la aceptan porque económicamente compensa vivir con mercados abiertos frente a las grandes potencias económicas del Pacífico (Estados Unidos, Japón, China, Corea, India y Australia).

El aislacionismo, en países de la envergadura de Francia, encontrará serios problemas para colocar sus productos en mercados cerrados. Donald Trump, tan apreciado por Marine Le Pen, no defenderá los intereses de Francia, pues él se interesa por los Estados Unidos, porque es un nacionalista norteamericano.

La reacción a la globalización y a los poderes establecidos ha generado programas políticos que lejos de decir la verdad hacen promesas irrealizables, arrastran al pueblo que quiere romper con el poder o los poderes establecidos, viviendo en la “postverdad”, explotando los sentimientos del pueblo. Ciertamente estos poderes no han hecho lo que debían, introduciendo la corrupción a todos los niveles.

Nace así el populismo basado en ingredientes muchas veces nacionalistas, o bien obreristas y contra la corrupción. El populismo ha invadido Europa frente a la globalización y al poder “lejano” de Bruselas y de los gobiernos de los 28 estados.

Los nacionalismos, cuando se basan no solo en el amor a la propia tierra, sino en crear ira, irritación, desprecio y descrédito hacia otros pueblos, entonces el nacionalismo ya no es aceptable. Lo dijo san Juan Pablo II, en su libro “Memoria e Identidad” (Barcelona, 2005, págs. 87 i sigs.) cuando afirma que cada vez es más partidario de hablar de “patriotismo”, en lugar de “nacionalismo” porque este es separador e insolidario con los otros pueblos.

“El nacionalismo se caracteriza –dice san Juan Pablo II– porque reconoce y pretende únicamente el bien de su propia nación, sin contar con los derechos de los demás. Por el contrario, patriotismo es amor a la propia patria y reconoce a todas las otras naciones los mismos derechos que reclama para la propia”.

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