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¿Hijos adolescentes? ¿Superaste tú tu propia adolescencia?

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Luz Ivonne Ream - publicado el 21/02/17
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Ser padre de un adolescente es una de las experiencias más divertidas y enriquecedoras que puedas vivir, si sabes tomar ventaja de ellaSin temor a equivocarme, nuestros adolescentes hoy en día son el nicho de la sociedad más desprotegido y menos entendido cuando debería ser el más cobijado y aceptado. Es la eterna queja de los padres, ¡tengo hijos adolescentes!, como si lo que tuvieran no fueran hijos sino la peor de las enfermedades.

Pero, ¿siempre fue así? ¡No creo! Los padres de los hoy adolescentes, son el resultado de una educación un poco intolerante y hasta sofocante y reprimida lo que les hizo no vivir lo que les correspondía como jóvenes normales y sanos en su época, y, por lo tanto, no cerraron su ciclo completo de adolescentes.

¿Y qué sucedió con esto? Que actualmente adolescencias no vividas o no completadas están atrapadas en cuerpos de los hoy adultos. O lo que es lo mismo, adolescentes con cuerpos de adultos o adultos emocionalmente adolescentes. Obviamente, cuando llegan los encontronazos con los hijos jóvenes, estos se pueden llegar a convertir en una pelea entre dos adolescentes. Al padre se le olvida quién es el adulto y se pone al tú por tú con el hijo.

¿Y qué sigue? Claro, lo más lógico, mandar al chico a terapia por contestón e inadaptado, cuando el que verdaderamente necesita crecer es el padre. Aquì la cosa es sencilla, ¿qué actitud de tu hijo adolescente te choca, te engancha o no soportas? Esa misma es la que tú, como padre, debes de mejorar. Tu hijo te está espejeando. O como dice el dicho: “Lo que te choca, te checa”.

Nadie dijo que ser padres fuera fácil y menos de adolescentes. Pero, ¿por qué la queja? Tu hijo es producto de la educación que le diste cuando niño y ahora lo único que estás es disfrutando o sufriendo los resultados de lo bueno o no tan bueno que le sembraste en la niñez.

Si mantienes una relación tirante con tu hijo, no te preocupes tanto, tiene solución. En la medida en que TÚ, como adulto, descubras y te hagas responsable de tus carencias y áreas de oportunidad y veas en tu hijo adolescente una oportunidad para crecer, es en la medida en que tu relación con él mejorará.

Ser padre de un adolescente es una de las experiencias más divertidas y enriquecedoras que puedas vivir, siempre y cuando sepas tomar ventaja de ella. Ríete con sus cambios de humor, goza de sus locuras, muestra empatía por sus emociones y sentimientos, invierte tiempo en conocer la personalidad de tu hijo y ámala y acéptala, aunque no cumpla con tus expectativas. Después de todo, son tus expectativas personales y no las de ellos.

Aunque cada adolescente es único, sí existen rasgos comunes en todos. A continuación, te los enumero:

1. Montaña rusa emocional e incertidumbre. Sufren cambios de humor inesperados. Pareciera que viven trastornos emocionales. Ni ellos mismos entienden qué les sucede. De repente están muy contentos y al siguiente segundo se sienten “depre” como ellos le llaman a esa tristeza pasajera.

Yo comparo a la adolescencia con la menopausia en las mujeres, así de pesada es. Las hormonas que circulan por el cuerpo en crecimiento del adolescente son como bombas de tiempo con poderosos reactivos químicos. Pasan de la euforia a la melancolía, de la alegría a la tristeza, todo en cuestión de segundos. De repente se muestran muy cariñosos y al siguiente minuto están pegando de gritos y golpeando puertas.

Algunos adolescentes se comportan ensimismados, como que no les interesa el exterior. Les encanta discutir por el simple placer de hacerlo y lo gozan. En pocas palabras, sus reacciones y comportamiento son muchas veces impredecible y alocado y como padres hay que estar preparados.

Una vez escuché a una madre preguntarle al hijo: “¿Qué tal te amaneció la hormona hoy?” Y es que es una gran verdad. Ni ellos mismos saben ni entienden qué les pasa y sienten una enorme desesperación porque en su afán de tener independencia y control, este cambio de emociones tan repentina está totalmente fuera de su alcance. Aquí la clave para evitar discusiones es no tomar la actitud o reacción del adolescente como algo personal, son las hormonas y punto.

Aunque en general, al adolescente no le gusta seguir reglas, la incertidumbre y el no tener claro un camino a seguir le genera ansiedad. Es por eso que es muy importante que los padres sean el punto de referencia que les proporciones seguridad. Los chavos necesitan en quien confiar y sentir que son dignos de confianza.

2. Los adolescentes desean sentir que ya son independientes a los padres porque de hecho ese es el fin, lograr independencia en algún momento. Harán todo, absolutamente todo por marcar su territorio y así descubrir su propia identidad.

Y aquí te tengo otra noticia, están en busca de definir su personalidad y lo que menos les interesa en parecerse a los padres. Doloroso pero cierto. También, se puede generar una lucha de poderes entre padres e hijos por ver quién tiene la razón y el hijo llevará al límite la paciencia de los padres. Esto es algo muy normal y necesario para su desarrollo y sano crecimiento.

En este buscar de independencia, también se pueden originar encontronazos entre padres e hijos por la falta de equilibrio entre libertad-responsabilidad y libertinaje. La línea entre libertad y libertinaje pasa casi imperceptible. Es difícil pues los padres exigen a los chavos que respondan como adultos y les otorgan derechos de niños.

3. Sentido de justicia. Buscan que se les trate como iguales y que se les den explicaciones porque ellos necesitan entender. Como padres, hay que evitar a toda costa las famosas frases “Porque lo digo yo” o “Porque soy tu padre”. Y es paradójico porque piden muchas explicaciones y a la vez, entre menos palabras escuchen, mejor.

4. Modelos a seguir. En una ocasión tuve la oportunidad de leer el ensayo que un chavo escribió como trabajo para su escuela. El tema era escribir sobre la persona que él más admiraba y que era su modelo a seguir. Me impresionó y me emocionó de sobremanera cuando leí que esa persona era su propia madre. Con gran detalle describió el por qué admiraba tanto a esa mujer y el por qué deseaba ser como ella cuando fuera grande.

En un mundo perfecto, el modelo ideal a seguir serían los propios padres, más la realidad es que no siempre sucede. A esta edad pueden suceder quiebres significativos entre padres e hijos, mismos que pueden llevar a los adolescentes a recurrir a malas compañías, abuso de sustancias, etc.

Es muy importante que el hijo se sienta amado y aceptado tal y como es por las personas que él más admira y ama: sus padres. En el fondo, él desea seguir sus pasos más rara vez dará su brazo a torcer porque, como dije anteriormente, está en búsqueda de su propia identidad.

Recapitulando, aunque cada adolescente es único, sí existen rasgos comunes en todos: Buscan independencia y descubrir su propio “yo” o identidad. Sufren de una ligera “locura” pasajera debido a sus continuos cambios de humor. Desarrollan un delicado sentido de justicia y buscan modelos a seguir. Que esa etapa de tu hijo no te espante, al contrario, gózala y disfrútala lo que más puedas porque como todo, todo pasa.

 

 

 

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