Arzobispo de Asunción: “Pido perdón si mi expresión ha sido inadecuada”

“Pido perdón si mi expresión ha sido inadecuada. Afirmo que en ningún caso fue mi intención minimizar el hecho”.

Estas palabras corresponden al arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, cuyos dichos sobre un sacerdote paraguayo denunciado por acoso sexual a una joven –sobre el cual este arzobispo afirmó que se trató de un “acto indecoroso, un acto no grave”- levantaron polvareda tanto en la sociedad paraguaya como a la interna de la iglesia.

De alguna manera, las palabras de Edmundo fueron interpretadas por el grueso de la opinión pública paraguaya como una manera de minimizar el delito.  Y el teléfono descompuesto se hizo más evidente al comparar al acoso sexual con una “piedrita” y al abuso de menores como una “montaña”, indica ABC.

Pero a la interna de la iglesia paraguaya tanto la situación como las declaraciones también generaron ruido. Pedro Collar, nuevo obispo de la diócesis de San Juan Bautista de las Misiones, cuando fue consultado sobre estas expresiones, señaló que no corresponden.

“La gravedad de un hecho y el otro hay que verla concretamente, pero de buenas a primeras es una cosa que no corresponde. Es un escándalo y hay que actuar, pero conforme a la ley canónica, que está delimitada, reglamentada incluso para las prevenciones”, manifestó Collar a ABC, quien anteriormente había insistido en la importancia de actuar y clarificar bien los principios, tanto para la persona afectada como para la comunidad.

Compromiso con los más frágiles

“Reconozco que no fue del todo correcta la frase utilizada en mi carta a los jóvenes de la Pastoral de Juventud de Limpio, sobre todo por dar pie a otras interpretaciones que crearon confusión por el lenguaje usado”, aclaró Edmundo en su carta dirigida tanto a los católicos como a la sociedad paraguaya.

“Por eso, manifiesto mi compromiso en la promoción de la mujer y sus derechos, impulsando más adecuadamente su lugar en la Iglesia como nos inspira el Papa Francisco. Reitero mi compromiso para la defensa y el respeto a toda persona humana, de manera especial los más frágiles como son los menores de edad”, prosiguió.

Antes de finalizar recordó que la denuncia en cuestión tiene “su curso tanto en el plano canónico como civil y tendrá su resultado de acuerdo al desarrollo de los procesos”.

Quizás los dichos de Valenzuela ante un medio de comunicación no hayan sido los más adecuados, pero lo destacable fue la capacidad de reconocerlo, hacerlo público y pedir perdón. Una señal de que en estos temas lo único que corresponde es la total transparencia y la valentía.

El propio Collar instó a las personas que pasan por estas situaciones a denunciar el hecho.   “Siempre es importante hacer las denuncias, aunque fuere un escándalo. Hay que acercarse y ver caso por caso, uno tiene que analizar un poco, investigar, pero toda esa parte está dentro de lo que se llama el protocolo y hay que seguir el protocolo y después vendrán las determinaciones. Hay que actuar. Yo, personalmente, no dudo de eso”, expresó.

“Pienso que en ese punto no podemos ni debemos dudar de lo que dispone el papa Francisco, que es muy claro acerca de que cuando se presenta un caso de denuncia de abuso de menor, entonces el obispo está obligado a actuar automáticamente (…) Si se da una cosa medio ambigua, eso es una lástima, pero no debe ser así: tenemos que comenzar a observar sencillamente la ley eclesial, que justamente está para proteger la vida de la persona, fundamentalmente de la persona vulnerable”, concluyó.