“Permíteme Señor ser prudente y justo, enséñame a esperarla y a amarla”Gracias Señor por tu amor, por tu misericordia y por mi vocación,
con el alma inquieta aún por tu llamado a la
santidad en la vocación del matrimonio.
¡Cuántas veces no supe amar! ¡Cuántas veces no supe esperar!
Y Tú aún confías en mí.
Veo en María todas las virtudes y es una mujer semejante a ella lo
que mi corazón desea, mi camino al cielo.
Permíteme Señor ser prudente y justo, enséñame a
esperarla y a amarla desde la espera hasta la muerte.
Aún no tengo la certeza de quién sea mi hermosa María.
Por ello te pido: Tú que la conoces, dígnate usar mis
obras y oraciones por su alma, por su salud y su
felicidad, para que sea muy santa, y viva cada día a
imitación de María Santísima, así como yo pueda ser
el san José que ella necesita cada día de su vida.
Amén.