Su alcalde perdona a la guerrilla, quiere dar vuelta a la página y ahora piensa en su desarrollo“Perdonamos de corazón al ELN. Los colombianos tenemos que hacerlo de corazón. Queremos que el ELN nos coloque de punto de referencia ante el Gobierno Nacional para que realice inversiones en este municipio. No solo que la historia nos señale por un pasado que no escogimos y que todos los colombianos conocen”.
Esas palabras pertenecen a Mauricio Cala, alcalde de la localidad colombiana de Simacota, departamento de Santander, provincia Comunera, lugar significativo por ser donde nació la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) hace más de 50 años.
Para llegar a tal conclusión Mauricio tuvo que atravesar un largo proceso y esa reflexión no surgió de un día para el otro. Pues, el vínculo de la ciudad con el ELN, considerado lugar de insurgencia, ha representado estigmatización y prejuicio de parte del resto de la sociedad. Y esto se tradujo en incursión paramilitar que terminó masacrando y desplazando a pobladores del lugar, lo que significó que la población se redujera con el correr de los años.
El pasado 7 de febrero Mauricio estuvo presente en Bogotá mientras en Quito (Ecuador) se ponían en marcha los diálogos oficiales de paz entre el gobierno y el grupo guerrillero.
“Nosotros perdonamos de corazón al ELN para poder pasar la hoja del libro, la hoja de la guerra. Esperamos, asimismo, que la guerrilla ponga a Simacota como punto de referencia para que el Gobierno Nacional haga inversiones en vías, salud y educación”, aseguró Mauricio en entrevista para El Espectador durante aquella oportunidad.
En ese sentido, Mauricio consideró que su visita a la capital fue relevante para salvar un hospital de primer nivel en su municipio que presenta un fuerte déficit.
Y justamente, por aquí aparece el reclamo, que este municipio vuelva a ser puesto en consideración a nivel de gobierno luego de tantos años bajo el yugo de la guerrilla, aspecto que detuvo su desarrollo y fue contraproducente para la calidad de vida de los locales.
Mauricio está dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias para lograr salvaguardar el honor de un pueblo compuesto por campesinos.
“Queremos demostrarle a Santander y al país entero que somos gente con ganas de trabajar. Queremos ayudarles a los campesinos para que trabajen, salgan adelante y se olviden de la violencia que se dio en ese territorio”, prosiguió.
Ante la pregunta sobre qué están dispuestos a hacer en su municipio a favor de la paz, contestó: “Estamos dispuestos a dialogar, a perdonar y a recibir las ayudas para la comunidad. Estamos dispuestos a poner el grano que se necesite para alcanzar la paz completa”.