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“Humans”: Bajo la sombra de Asimov

Ramón Monedero - publicado el 13/02/17

La serie de la AMC evita hablar de la “gran cuestión” para jugar a preguntarse qué hace a un ser humano un ser humano En un futuro no muy lejano los robots tienen una apariencia prácticamente idéntica a la de los humanos y son utilizados para labores domésticas y de este modo hacer todavía más fácil la vida del hombre moderno. Pero como suele ser costumbre en estos casos, no todo lo que reluce es oro.

Resulta que las investigaciones sobre los robots han ido más allá de lo tolerable y algunos científicos parecen haber dado con una fórmula para generar inteligencia artificial. Así las cosas ya se pueden imaginar, inteligencia implica individualismo y sobre todo, instinto de supervivencia.

Entre una sociedad tan limpia y pulcra que resulta sospechosa con solo mirarla se esconde una pequeña rebelión de robots con inteligencia artificial que tratan de buscar su hueco en el mundo.

Este es el punto de partida de la serie de la AMC que a su vez es una versión “americanizada” de la ficción sueca Real Humans. Ambas, detalle arriba, detalle abajo, se acercan a la problemática ética y moral que implica la inteligencia de un robot jugando, explorando y en algún caso, incluso desarrollando la obra del padre de la robótica en la ficción, Isaac Asimov.

Para quien no lo conozca, Asimov es un prodigio de imaginación y un verdadero pensador de la cuestión de los robots y sobre todo, de su relación con los humanos. Asimov inventó las tres famosas leyes de la robótica que no pueden faltar en cualquier aproximación al tema mínimamente seria y que por supuesto está en Humans:

  1. Un robot no hará daño a un ser humano, o por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
  2. Un robot debe obedecer las órdenes de un ser humano siempre y cuando no entre en conflicto con la primera ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida que esto no contradiga la primera y la segunda ley.

Piensen en esto. Hay una cuestión de fondo elemental. La vida humana ante todo. Sin embargo, cuando un amasijo de cables y metal se comporta, actúa y hasta parece sentir como los humanos entra en juego la gran pregunta, ¿qué hace a un ser humano un ser humano?

Humans, que acaba de concluir su tercera temporada, de momento no se ha metido en temas religiosos, quizá porque así se terminaría toda discusión. Dios hace único al ser humano.

Resulta, sin duda, mucho más entretenido debatir sobre las singularidades y las características del hombre sin mencionar a la divinidad. Puede que estemos esquivando la gran respuesta pero no es menos cierto que rodeando la cuestión de fondo al final uno termina hablando de cosas que probablemente, de otra forma uno nunca se habría planteado.

La serie de la AMC es imperfecta, tal vez porque resulta una propuesta demasiado deudora de la obra de Asimov sin terminar de aportar nada nuevo, pero no es menos cierto que es una ficción interesante. Tiene sus momentos, mejores y peores, pero en general siempre resulta una serie excitante. No pasará a la historia pero resulta un agradecido entretenimiento y sobre todo, moderadamente intelectual.

 

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