Si aún sueñas con el príncipe azul o la princesa de los cuentos, siempre te sentirás decepcionado¿Haremos buena pareja? Defectos todo el mundo tiene. Manías todo el mundo tiene. Miedo de algo todo el mundo tiene. Nadie es perfecto, nadie lo tiene todo siempre bajo control. Y si hipotéticamente, nuestra pareja fuese capaz de prever y controlar todo, probablemente tendríamos una convivencia bien aburrida. ¿Enseñar a alguien que lo sabe todo, que lo puede todo? ¿A alguien que es capaz de prever cada riesgo y de huir de cada trampa, alguien a quien no se le puede sorprender? Sí, sería muy aburrido. Demasiado.
Por desgracia, somos víctimas de la cultura de los cuentos de hadas y de las comedias románticas americanas, que también vienen de los cuentos de hadas. Muchas mujeres aún creen y esperan a una pareja ideal, algo estilo Mr. Darcy de Orgullo y prejuicio. Alguien que no se equivoca, alguien que nunca nos defraude. Alguien que lo tenga todo bajo control y que siempre elija el camino más sensato.
Somos imperfectos, confusos, caóticos, contradictorios. A veces queremos una cosa y luego otra. A veces nos auto saboteamos sin entender el por qué. Tenemos más dudas que certezas.
Si estamos esperando a la pareja ideal, dejaremos de ser felices con una persona real, de carne y hueso, con sangre en las venas como todo el mundo. Si seguimos esperando al partner ideal, cada persona que entre en nuestra vida nos decepcionará ferozmente.
No quiero decir que tengamos que aceptar cualquier tipo de defecto o manía. Estar con una persona que tiene la manía, por ejemplo, de despreciarnos, es uno de los peores errores que podemos cometer en la vida. Una persona extremadamente egoísta, que sólo ve sus propias necesidades y sentimientos, tampoco logrará alegrar la vida de nadie – ¡y vigila que esa persona no seas tu!.
Me refiero a los defectos y manías que no impiden el desarrollo del amor, que no sean incompatibles con la naturaleza del amor, que es compartir, que es aceptar, que es comprender y acoger.
No necesitamos saberlo todo, pero debemos mantener encendido el deseo de aprender. No tenemos que acertar siempre, pero sí tener la humildad de reconocer que nos equivocamos. No tenemos que prever todos los riesgos, pero sí estar dispuestos a juntar los trozos rotos.
No tenemos por qué estar siempre de acuerdo con nuestra pareja, pero sí tenemos que respetarles en su individualidad. No tenemos que encontrar la solución a los problemas de la persona amada, pero sí debemos estar siempre abiertos a oír y a acoger a quien amamos. No tenemos que ser super poderosos, pero sí ser el lugar adonde nuestra pareja desee volver después de un día difícil.
(Sílvia Marques, via ResiliênciaMag)