4 razones por las que un movimiento que rechaza los sacramentos es contrario a la intenciones originales de JesúsDesde mi conversión y regreso a la Iglesia he estado observando un movimiento entre cristianos jóvenes que aseguran amar a Jesús pero rechazan la “religión”.
No creo que este movimiento sea del todo malo.
Muchos milenials cristianos que rechazan la “religión” sostienen que las leves diferencias entre las denominaciones cristianas en realidad no tienen importancia a fin de cuentas. Y tienen razón; hay muy pocas diferencias reales entre muchas de las denominaciones cristianas que han brotado desde la Reforma. Cuando vuelvo a mi hogar natal en Oklahoma, me resulta que raya en lo absurdo la cantidad de iglesias diferentes que declaran haber vuelto a las raíces del cristianismo.
La segmentación interminable entre denominaciones cristianas es un escándalo para la unidad a la que nos llama Cristo (Jn 17:21). Quizás el rechazo de estas diferencias religiosas entre la juventud cristiana pudiera ser el comienzo de un movimiento ecuménico hacia la unidad en el Cuerpo de Cristo. Así que, en este sentido, sí, rechacemos las “religiones” basadas en diferencias superficiales y enraizadas en la división y el pecado.
Pero como antigua atea, tengo que decir que existen también unas cuantas banderas rojas graves en este movimiento de rechazo a la “religión”.
Cierta tarde de domingo, hace poco, se hizo trending en Twitter el hashtag #ImNotGoingToChurchBecause [no voy a la iglesia porque]. Para mi sorpresa, muchos de los tuits eran de cristianos que revelaban con orgullo que no “necesitaban” la religión, que solo necesitan a Jesús.
Parece que la mentalidad de algunos cristianos subyacente al rechazo de los sacramentos ha evolucionado naturalmente hacia el rechazo de algo tan básico como el celebrar semanalmente la comida del Señor.
Además del hecho evidente de que esto atenta contra una tradición cristiana de un par de milenios nada menos, también existe la preocupación válida de que esta forma de “cristianismo”, basada solamente en un sentimiento, termine, en una o dos generaciones, por convertirse en ateísmo.
Entonces, ¿cómo ha evolucionado esta nueva forma de “cristianismo”? Muchas personas dentro de este movimiento argumentan que despojar al cristianismo de la “religión” nos ayuda a volver a las auténticas raíces del cristianismo, a las intenciones originales de Jesús.
Pero las Escrituras y los escritos de los primeros Padres de la Iglesia revelan muy poco para sustentar esa afirmación.
He aquí algunos elementos que están claros por las Escrituras y la primera historia de la Iglesia:
- Los cristianos se reúnen para el culto: Dios nos dio indicaciones claras y las Escrituras dejan muy claro que los primeros cristianos se reunían para una comida eucarística todos los domingos. Las reuniones de los domingos nunca han sido una práctica opcional para los cristianos. Si creemos que Jesús murió por nosotros, lo menos que podemos hacer es venerarle durante una hora cada domingo.
Poned, pues, empeño en reuniros más frecuentemente para rendir a Dios acciones de gracia y alabanza. Porque cuando vosotros os reunís a menudo, las potestades de Satanás son abatidas y su obra de ruina destruida por la concordia de vuestra fe. – Ignacio de Antioquía, Carta a los efesios
El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para la fracción del pan… – Hch 20:7
- La religión es lo que nos une a Dios: Hoy en día las expresiones públicas de piedad reciben mucho desdén. Aunque no es menos cierto que las expresiones públicas no siempre conducen a la caridad y la santidad. Pero esto no es motivo para abandonarlas. Somos cuerpo y alma. La relación con Dios se nutre con estas manifestaciones externas; nos unen a Dios y a través de nuestra religión nos atamos a Él.
Quedamos unidos y ligados (religati) a Dios con este vínculo de piedad. De ahí toma su nombre la religión. Lactancio, Instituciones Divinas
Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. – Santiago 2:26
- El cristianismo es comunidad: Nuestra fe no trata únicamente sobre una relación individual con Jesús. El cristianismo implica la relación con Dios (que es en Sí mismo una comunidad de personas) y la relación con los demás en Su Iglesia. Es comprometido y difícil relacionarse con otros pecadores, pero nuestra fe nos llama a estar en relación no solo con Dios, sino con otras personas.
Somos un cuerpo unido por una común profesión religiosa, por una disciplina divina y por una comunión de esperanza. Nos reunimos en asamblea o congregación (…). Nos reunimos para meditar las Escrituras divinas (…). Los que compartimos nuestras mentes y nuestras vidas, no vacilamos en comunicar todas las cosas. – Tertuliano, Apología
Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros. – Romanos 12:4-5
- El cristianismo tiene sucesión apostólica: Las Escrituras dejan claro que Pablo seleccionó a obispos, Timoteo y Tito, y les pidió que seleccionaran a su vez a presbíteros (2 Tim 2:2). Cuando las personas rechazan la jerarquía y la autoridad legítima en favor del individualismo, rechazan a Jesús y la Iglesia que fundó.
Cuando nosotros los atacamos con la Tradición que la Iglesia custodia a partir de los Apóstoles por la sucesión de los presbíteros, se ponen contra la Tradición diciendo que tienen no sólo presbíteros sino también apóstoles más sabios que han encontrado la verdad sincera. – Ireneo, Contra los herejes
No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros. – 1 Timoteo 4:14
El cristianismo es una religión. Siempre lo ha sido. Y el movimiento para eliminar la “religión” de nuestra fe es un movimiento que en última instancia podría socavar la transmisión de nuestra fe a las generaciones venideras.
Así que ya tienes algunos argumentos a los que recurrir la próxima vez que alguien te diga que cree en Jesús pero que no le parece necesario practicar la religión.