Jerome Kagan, un psicólogo de 82 años de edad, uno de los fundadores de la psicología del desarrollo, ha estudiado, a lo largo de su vida, el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Uno de sus experimentos se inició en 1989 y continúa hasta nuestros días.
El científico, basándose en una observación de 45 minutos de duración de 400 bebés, basándose sólo en su respuesta a diversos estímulos (luz, juguetes, música), es capaz de evaluar qué niño va a ser en el futuro introvertido y cuál extrovertido.
Alrededor del 20% de los niños gritaban con alegría, agitaban los brazos y las piernas. Kagan llamó a este grupo “altamente reactivo”. El 40% de los niños se comportaban silenciosamente y estaban calmados. Este grupo fue nombrado como “poco reactivo”. El 40% restante reaccionó de manera intermedia. ¿Qué pensáis? ¿Cuáles de estos niños se han convertido en introvertidos en la edad adulta?
¿Cómo es realmente una persona introvertida?
Antes de responder a esta pregunta, vale la pena preguntarse, ¿cómo es realmente una persona introvertida? Está triste, no sabe comunicarse con otras personas y es terriblemente tímida. Tiene problemas a la hora de hablar en público. Cuando tiene que salir de casa, no puede atarse los zapatos con sus manos temblorosas. En general: una víctima del destino, alguien perdido en el mundo de hoy. Estas son algunas de las opiniones más populares.
Pero, ¿son veraces? He aquí unos pocos nombres a modo de ejemplo: Stephen Wozniak (co-fundador de Apple), Mahatma Gandhi, Bill Gates (fundador de Microsoft), Warren Buffet (uno de los mejores inversores del mercado de valores del mundo), Steven Spielberg, Mozart, Meryl Streep, Tolkien, o… Moisés. Todos comparten un rasgo común, que es difícil de detectar en ellos: la introversión.
¿Cuál es entonces la verdad sobre cómo son las personas introvertidas?
En pocas palabras: una persona introvertida se cansará mucho más rápido en las reuniones con mucha gente, pero esto no quiere decir que no pueda participar activamente en ellas.
Será menos productiva durante el trabajo en grupo y no será capaz de concentrarse en su trabajo en un espacio abierto, pero si se le proporciona espacio para que se actúe de forma independiente, los resultados pueden sorprendernos positivamente.
Una persona introvertida evitará los conflictos, así como escuchará más y hablará menos. ¿Son éstos los rasgos negativos, como la timidez enfermiza o ser asocial? Definitivamente no.
El secreto está en la cabeza…. exactamente en el centro
Si nos llevaron a una habitación llena de recién nacidos, como en el experimento mencionado anteriormente, probablemente enseguida pondríamos a los niños activos en el grupo de los extrovertidos, y viceversa. Pues bien, el resultado de la prueba es totalmente opuesto. Entonces, ¿por qué los niños vitales, que agitan las manos y los pies, clasificados como “altamente reactivos”, se convierten en personas introvertidas? La respuesta está en nuestra fisiología.
En el centro de nuestro cerebro se encuentra la amígdala, llamada menudo el “cerebro emocional”. Hace que al ver el ataque de una serpiente huyamos corriendo. Cuanto más sensible es la amígdala, tanto más fuerte responde nuestro sistema nervioso a la realidad que nos rodea.
El profesor Kagan postuló la hipótesis de que los niños con amígdalas más desarrolladas, reaccionarán en la infancia de manera muy espontánea ante la visión de objetos desconocidos, y en la edad adulta estarán vigilantes y cautelosos en reuniones con personas y situaciones nuevas. En pocas palabras, existe una muy alta probabilidad de que se conviertan en personas introvertidas.
“El culto a las personas extrovertidas”
Esta hipótesis resultó ser cierta en la mayoría de los casos. Sin embargo, el profesor Kagan añade que ser una persona altamente o poco reactiva no significa nada. El factor ambiental influye enormemente en cómo seamos.
En los Estados Unidos, donde desde hace muchos años existe el “culto de la persona extrovertida”, a una persona con una alta sensibilidad a los estímulos externos, le es muy difícil desarrollar plenamente sus talentos y habilidades.
Curiosamente, la obligación de ser una persona popular, que participa continuamente en fiestas, reuniones, en intercambio de ideas, etc. penetró no sólo en las mejores universidades (por ejemplo en Harvard Business School), sino también en las… iglesias.
Las iglesias evangélicas en los Estados Unidos ponen un fuerte énfasis en la vida en comunidad, en la participación en numerosas reuniones, en conocer gente nueva. Se recomienda que el líder de este tipo de comunidades sea una persona extrovertida, “sin duda nuestro líder será extrovertido”.
Además, a menudo se puede oír la frase como “si no expresas tu amor por Jesús con suficiente vigor y fuerza, probablemente no lo amarás tanto”. En un ambiente así es difícil no hacerse la siguiente pregunta: ¿en mi relación con Dios todo va bien?
La pasión es la maestra de la vida
No es fácil ser una persona introvertida en el mundo de hoy. Se requiere tomar decisiones que para una gran parte de la población van a ser incomprensibles, pero también requiere un trabajo con uno mismo, para que la timidez y precaución innatas no se convirtan en un obstáculo en el trato con los demás.
Ser una persona introvertida significa un aprendizaje continuo para distinguir lo que es bueno para superar nuestras limitaciones de lo que arruinaría todo el trabajo efectuado hasta la fecha.
Es también la capacidad de búsqueda de “nichos de regeneración” durante el día en que uno pueda encontrarse consigo mismo, calmar la mente, o simplemente “apagarse” por un momento.
Vale la pena acordarse de que ser una persona introvertida significa aprender a ser extrovertido en situaciones que lo requieran, especialmente en situaciones que nos involucran emocionalmente.
Las personas que he mencionado al principio de este texto eran unos típicos introvertidos y a menudo lo decían en público. ¿Cómo entonces podían hacer grandes presentaciones, aparecer ante los gobernantes, ser actores o músicos? Sólo hay una respuesta: lo hacían por las personas y las cosas que amaban. Y esto lo dice la ciencia universal, que la mejor motivación para la acción y la vida es la pasión.
En el trabajo sobre este texto me ayudó el libro de Susan Cain Silencio, por favor.
Hoy celebramos a...