La fiesta de la Candelaria actualiza este clásico de la comedia con un protagonista preso en su egoísmo y necesitado de redenciónIngeniosa, divertida e imperecedera, Atrapado en el tiempo es todo un clásico que hay que ver antes de morir, una y otra vez, año tras año.
Phil Connors (Bill Murray) es el hombre del tiempo de una cadena televisiva. Narcisista, sarcástico y maleducado, está de vuelta de todo. También está de vuelta de Punxstawnwey (Pennsylvania), “un pueblo de palurdos”.
Acaba de cubrir el Día de la Marmota, esto es, el 2 de febrero, festividad de Candelaria, solo que con un roedor por estrella meteorológica que predice si el invierno durará o no mucho más. Le acompañan la periodista Rita, una bella y agradable redactora (Andie MacDowell), y su técnico de grabación (Chris Elliott).
Hasta aquí normal. Pero a la mañana siguiente, son las 06:00 otra vez; suena de nuevo la canción de Sonny & Cher, I got you baby, y… ¡tachán! el mismo día: 2 de febrero, el Día de la Marmota. El día anterior no ha existido. Bucle temporal: hoy es ayer. Y así sin fin, como si fuese un nuevo Sísifo.
Phil vivirá reiteradamente el mismo día, en un castigo que durará más de 30 o 40 años, según calculan los fans de esta comedia (Harold Ramis había pensado unos 10 mil años de Purgatorio). El paralelismo entre el Phil-periodista y el Phil-marmota está servido.
El periodista aprovechará la situación para intentar conseguir el amor de Rita, pero la cosa no es tan fácil y el eterno retorno pronto le desesperará. Saldrá el Phil más cínico y neurótico, ese que aprovecha la situación para enriquecerse y hacer el mal. Pero también saldrá ese Phil cansado de su límite que salvará una y otra vez a moribundos, accidentados, que anhelará la belleza, aprenderá a tocar el piano y a recitar Chejov.
“Dicen que somos jóvenes y no tendremos ni idea hasta que crezcamos”, canta cada mañana la canción de 1965 en el radiodespertador. Y es así: el día 2 de febrero es el día de la Candelaria, día de la purificación de la Virgen. Phil deberá entender qué da luz a la vida: tendrá que aprender algo para crecer y salir de su egoísmo y del purgatorio donde se encuentra condenado.
Solo cuando consigue superar su vanidad y cinismo y darse a un amor sin pretensiones, Phil saldrá de ese invierno existencial en el que vive. El hombre no es una marmota.
Bill Murray está en gracia, y su divorcio aportó al actor la amargura que necesitaba el personaje. También la suavidad de la dulce Andi MacDowell (genial donna angelicata) aportó el toque angélico para la redención esperada. Pero lo mejor es la combinación de sus actuaciones con el sagaz guión de Ramis.
Atrapado en el tiempo es una cinta en contra de la vida como círculo continuo. El guión plantea una salida a esa idea que lo inspiró, esa que Nietzsche plantea en La gaya ciencia, donde un hombre vive y revive el mismo día una y otra vez.
Aquí hay salida. Es necesario recomenzar. ¿Puede el hombre viejo nacer de nuevo? Sí, gracias al amor. Hay que purgar a ese hombre nietzscheano, ese que está por encima del bien y del mal, para salir del bucle del aburrimiento existencial y para que hoy sea por fin mañana.