Aleteia logoAleteia logoAleteia
viernes 29 marzo |
San Eustasio, obispo - Viernes Santo
Aleteia logo
Actualidad
separateurCreated with Sketch.

Samuel, un nuevo Aylan en las costas de Cádiz (España)

web-europe-refugees-boat-immigrants-african-brainbitch-cc

Brainbitch-cc

Alvaro Real - publicado el 01/02/17

Encuentran el cadáver de un subsahariano de apenas 6 años. Intentaba cruzar el Estrecho en una patera

La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!

 

DONE AHORA

Samuel, un menor, subsahariano, de 6 años fue encontrado muerto en una playa española, en Barbate (Cádiz). El cadáver del menor fue localizado en la zona del faro de Trafalgar. el menor viajaba en una patera que fue avistada doce días antes y cuya búsqueda Salvamento Marítimo suspendió.

Según las primeras investigaciones Samuel viajaría en esta patera que partió desde Cabo Espartel, cerca de Tánger (Marruecos).

El obispo de Cádiz-Ceuta ha recordado la “dura realidad de miles de personas que pierden la vida en el mar intentando llegar a las costas europeas” y anunció la realización de un acto de oración hoy miércoles en la Playa de Mangueta, en Barbate donde fue encontrado el cadáver.

“Tenemos el deber como creyentes también de unirnos a rezar por tantos que salen de su casa en busca de una vida mejor, y se dejan la vida en el Estrecho”, explican.

La historia de Samuel recuerda mucho a la famosa fotografía y el fallecimiento de Aylan  en las costas griegas. Así lo describía José Luis Pinilla, director del secretariado de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española: “Otro Aylan. esta vez en Cádiz”

El arzobispo de Tánger también mostraba en las redes sociales la trágica noticia y reflexionaba sobre lo que está ocurriendo en el Mediterráneo: “Hay cosas que la política puede resolver, pero que sólo el amor puede humanizar. Se nos ha hecho urgente amar”.

Texto completo del comunicado leído en la oración 

Queridos amigos, fieles cristianos de las comunidades parroquiales de esta zona costera de Barbate; estimados amigos y personas de buena voluntad, sensibles al drama de la emigración y a defensa de los derechos humanos, que habéis respondido a esta invitación de plegaria y solidaridad.

Os habéis reunido de nuevo para orar, convocados por el último suceso trágico conocido en esta playa: este niño africano muerto, aparecido aquí hace pocos días. Este suceso ha golpeado nuestra conciencia y la de toda la sociedad.

En esta reunión estáis representando a toda la Iglesia de Cádiz y Ceuta, implicada con innegable compromiso en la atención, cuidado y promoción de los emigrantes. Queremos, ante todo, reconocerles como hermanos, amados infinitamente por el Señor Jesucristo, que tiene amor preferente por los pobres, necesitados y desvalidos.

Recordemos que, en lo que va del año 2017, en tan solo un mes, 3.871 personas han llegado a Europa desde África, Asia u Oriente Medio buscando una vida mejor. Casi el 100% han llegado por mar y 246 se han ahogado en el viaje. Además, en todo 2016, más de 5.000 personas murieron en el Mediterráneo, y se estima que un tercio de los migrantes y refugiados son menores de edad.

Como cristianos que somos queremos, con nuestra presencia aquí, dar testimonio de nuestra fe, y, por ello, de nuestra preocupación y solidaridad con ellos. Dios misericordioso y su Hijo Jesucristo nos enseñan a abrazar y consolar a los afligidos y, en consecuencia, a desvivirnos por ellos y a buscar con esfuerzo el derecho y la justicia en la sociedad, siguiendo los criterios del evangelio.

Esta mañana, mejor que nunca, debemos despertar de la anestesia egoísta de la comodidad y del individualismo que caracteriza hoy las relaciones humanas para unir nuestras fuerzas en la oración y en la acción. Digamos bien fuerte la palabra que expresa mejor lo que vemos y sentimos: ¡VERGÜENZA!

Son millares los que han muerto en el mar por buscar una vida mejor. Detrás de cada número de fallecidos o desaparecidos hay una persona, una familia, un pueblo, una nación; pero también una hambruna, una guerra, una persecución, una extorsión; y muchos miedos, abandonos, dolores, pérdidas, unidas a tantas ilusiones lícitas y a la esperanza de bien y de una vida mejor, que para muchos sólo se realizará en la vida eterna.

Es una vergüenza una inmigración trágica que acaba matando a millares a personas adultas, a jóvenes y niños, para la que no se buscan soluciones eficaces suficientes, ni en sus países de origen ni en los de su llegada. La muerte de este niño, además, pone en relieve cómo los niños son los más vulnerables en el drama de las migraciones y están expuestos aún a mayores riesgos.

Y ¿que pensar de los niños? Hace pocas semanas lo recordaba el Papa Francisco:

«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado» (Mc 9,37; cf. Mt 18,5; Lc 9,48; Jn 13,20). Con estas palabras, los evangelistas recuerdan a la comunidad cristiana una enseñanza de Jesús que apasiona y, a la vez, compromete….

Hemos de “llamar la atención sobre la realidad de los emigrantes menores de edad, especialmente los que están solos, instando a todos a hacerse cargo de los niños, que se encuentran desprotegidos por tres motivos: porque son menores, extranjeros e indefensos; por diversas razones, son forzados a vivir lejos de su tierra natal y separados del afecto de su familia.” (Mensaje Jornada Mundial Migraciones 2017).

Escuchemos, ahora, las palabras del discurso del Papa en  Lampedusa, que siguen sonando como un aldabonazo en nuestra conciencias:

“Pero me gustaría que nos hiciésemos una pregunta: “¿Quién de nosotros ha llorado por este hecho y por hechos como éste?”. ¿Quién ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas? ¿Quién ha llorado por esas personas que iban en la barca? ¿Por las madres jóvenes que llevaban a sus hijos? ¿Por estos hombres que deseaban algo para mantener a sus propias familias?

Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia de llorar, de “sufrir con”: ¡la globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar! En el Evangelio hemos escuchado el grito, el llanto, el gran lamento: “Es Raquel que llora por sus hijos… porque ya no viven”. Herodes sembró muerte para defender su propio bienestar, su propia pompa de jabón.

Y esto se sigue repitiendo… Pidamos al Señor que quite lo que haya quedado de Herodes en nuestro corazón; pidamos al Señor la gracia de llorar por nuestra indiferencia, de llorar por la crueldad que hay en el mundo, en nosotros, también en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas que hacen posibles dramas como éste.

“¿Quién ha llorado?”. ¿Quién ha llorado hoy en el mundo? Señor, en esta liturgia, que es una liturgia de penitencia, pedimos perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre, perdón por quien se ha acomodado y se ha cerrado en su propio bienestar que anestesia el corazón, te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que llevan a estos dramas. ¡Perdón, Señor! Señor, que escuchemos también tus preguntas: “Caín, ¿dónde estás?”. “¿Dónde está la sangre de tu hermano?”.

Hagamos nuestra su reflexión y examen de conciencia.

Oremos, pues, y que nuestra oración sea la mejor expresión de un llanto cristiano de amor y dolor por todos los emigrantes que han perdido su vida:

• Pidamos juntos a Dios omnipotente por los que han muerto en el mar, en este estrecho de Gibraltar. 

• Oremos por los niños. En primer lugar por este niño que es ya todo un símbolo de la impotencia de esta muchedumbre ante el mal.  Tanto los que no sobreviven como los que mal-viven después de emigrar, explotados por mafias, vendidos, extorsionados, han de preocuparnos y percibir nuestra atención y compasión. Que el Señor nos conceda este don.

• Oremos por las familias que dejan sus hogares y naciones para que superen sus dificultades; por las que se han roto o han quedado marcadas por el dolor.

• Pidamos a Dios insistentemente por los gobiernos de las naciones, para que respetando los derechos humanos promuevan leyes justas y aborden con generosidad y equidad el problema de la emigración, en su origen y en sus destinos.

• Oremos por cuantos ayudan a cuantos llegan a nuestras costas, a las organizaciones comprometidas con los emigrantes, a las fuerzas de seguridad, a las comunidades parroquiales y a las delegaciones diocesanas, para que, con la misericordia de Dios, sean siempre acogedores, y el Señor recompense su ayuda

• Imploremos la ayuda de Dios para que todos defendamos y procuremos una sociedad justa, humana, misericordiosa, reconociendo el valor de cada vida, integrando a todos en nuestra convivencia. Por la Iglesia, para que se muestre compasiva y fraterna y sea signo del rostro misericordioso de Dios.

• Oremos mucho por nuestra sociedad insensible. Para que superemos “la globalización de la indiferencia” y que vivamos nuestras vida con actitud de servicio y entrega a los demás. Que Dios con su poder realice este milagro que transformaría por si solo el orden de la sociedad. Por nuestra sociedad, para que no se acostumbre al dolor humano ni se insensibilice ante este drama.

• Pidamos finalmente al Señor para que nuestra frontera sea un lugar de encuentro, y nunca un lugar de muerte y de tragedia. Y que El nos conceda a todos nosotros acoger a los emigrantes, trabajar por su bien, y mostrar con solicitud la caridad de Cristo.

Con un solo corazón, íntimamente unidos a la voluntad de Dios que quiere nuestro bien y se preocupa por todos, digamos la oración que Cristo mismo nos enseñó:
PADRE NUESTRO.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.