El Día de la Memoria revive la obra maestra de Spielberg
¡Sea Yahveh ciudadela para el oprimido, ciudadela en los tiempos de angustia!
Y en ti confíen los que saben tu nombre, pues Tú, Yahveh, no abandonas a los que te buscan.
Salmodiad a Yahveh, que se sienta en Sión, publicad por los pueblos sus hazañas;
que Él pide cuentas de la sangre, y de ellos se acuerda, no olvida el grito de los desdichados.
Tenme piedad, Yahveh, ve mi aflicción, Tú que me recobras de las puertas de la muerte,
para que yo cuente todas tus alabanzas a las puertas de la hija de Sión, gozoso de tu salvación.
(Sal 9, 10-15)
Cecilia Music elige para hoy 27 de enero, Día de la Memoria, un extracto de la banda sonora compuesta por John Towner Williams de la película La Lista de Schindler.
La Lista de Schindler es una película de 1993 dirigida por Steven Spielberg, interpretada por Liam Neeson, Ben Kinglsey y Ralph Fiennes y dedicada al tema de la Shoah.
Extraída del libro de Thomas Keneally, cuenta la verdadera historia de Oscar Schindler, industrial alemán, que en 1938 entendió que era bueno relacionarse con los comandantes militares.
Sale con ellos a bares nocturnos, les ofrece botellas caras. Cuando los judíos son relegados al ghetto de Cracovia, Schindler logra contratar a unos cientos como obreros en una fábrica de sartenes. Al inicio parece que los explota, pero en realidad los salva.
Frente a la persecución tremenda, el alemán transforma esa iniciativa en una verdadera misión, hasta comprar literalmente las vidas de casi mil doscientos judíos (la famosa lista) que con mucha probabilidad habrían muerto en Auschwitz.
La película ha sido concebida y realizada para ser memoria, obra de arte y documento. La calidad cinematográfica es altísima, ciertamente nadie lo pone en duda conociendo las habilidades de Spielberg.
La impresión que deja la película es profunda y muy estudiada. Es la mediación entre el corazón y el pensamiento. El director usó el blanco y el negro inspirándose en los documentales de la época en las secuencias corales y en las imágenes expresionistas en las escenas privadas.
Hay momentos extraordinarios, como el ataque al ghetto de Cracovia y algunos episodios del campo de concentración. Cuando llega el turno de Auschwitz y debe resumirlo en pocos momentos, le basta al director la gran chimenea en la noche para expresarlo todo.
También hay una extraordinaria escena cinematográfica, cuando vemos a una niña que logra salvarse de la matanza del ghetto y luego la vemos muerta en un carro en el campo: para reconocerla lleva un abrigo rojo pálido.
Por Cecilia Team