Esta breve pero intensa oración de Jeremías puede utilizarse como oración de la noche. Es un texto que ayuda al conocimiento del hombre con respecto a su propio camino de todos los días. Conocimiento de la propia fragilidad y también de la paz que viene del amor de Dios:
Lo sé, Señor, que el hombre no es el dueño de su camino,
no está en el poder de quien camina la dirección de sus pasos.
Corrígeme Señor, pero con la justa medida,
No según tu ira, para no hacerme vacilar.
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