La prestigiosa BBC tira de uno de sus personajes más populares y también, más inquietante, para conformar una serie sin grandes pretensiones ni complejos mensajes que digerirA veces hay momentos en la historia que parecen concebidos para que se hagan películas. No logró imaginar que habría sido del cine sin la colonización de lo que terminó llamándose Estados Unidos, o sin la Edad Media. Nos habríamos perdido un buen número de obras maestras del western y otro puñado de maravillas del cine de espadachines. El cine se sirve de lo que pasa, por esta razón siempre la realidad superará a la ficción, porque la segunda siempre se alimentará de la primera.
Uno de esos momentos históricos que parecen haber sido pensados para hacer películas es, sin duda, el llamado Londres victoriano. Es curioso mencionar que esta época se refiere al reinado de Victoria I, entre 1837 y 1901, una señora que al parecer hacía gala de una moral absolutamente delirante hasta el extremo hacer cosas como eliminar los manteles cortos que dejaban ver las patas de la mesa porque podían recordar la falda y las piernas de una mujer.
El problema es que cuando las cosas se extremaban tanto a veces provocaban el efecto contrario y el Londres victoriano fue una de las épocas donde más proliferó la prostitución, camuflándose en las noches de la ciudad en un truculento mundo de juego, sexo, drogas y delincuencia. En ese inhóspito escenario apareció el asesino en serie más famoso de la historia, Jack el Destripador, un misterioso individuo cuya identidad sigue siendo una incógnita que mató a cinco mujeres (confirmadas) y que llevó de cabeza a la policía de la época.
Sin embargo, el tiempo y sobre todo la distancia, nos ha permitido acercarnos al Londres Victoriano con cierta distancia e incluso con cierta frivolidad. Dejamos a un lado la terrible vida que sus habitantes tuvieron que llevar en aquella ciudad, especialmente los más humildes, y preferimos mirarla como el escenario perfecto donde poner en escena historias de terror y suspense. Los clásicos de la Hammer se alimentaron de aquel Londres, pero también otras memorables aproximaciones como las películas sobre Sherlock Holmes, El hombre elefante o Sweeney Tood.
La serie de la prestigiosa BBC, Ripper Street, se desarrolla en aquella truculenta época, concretamente en la comisaría que entre otros casos, llevaba el de Jack el Destripador. Sin embargo, la serie no va tanto sobre los asesinatos del destripador sino sobre los distintos casos que se daban en la zona y en la época.
De este modo, Ripper Street no pasa de ser más que una serie de policías situada en el Londres victoriano. Sin grandes novedades, pero con una cuidadísima ambientación, unos actores solventes y unos guiones bien construidos. Así, Ripper Street supone un entretenimiento perfecto, sin demasiadas pretensiones, para los amantes del cine policiaco y más aún, para los que siempre hemos visto en la época victoriana el escenario idóneo para contar historias de misterio.
Es cierto que Ripper Street no presta una gran atención a sus personajes, pero esto se debe a que prefiere poner todo su peso en las intrigas y en los misterios que acechan a los agentes de la ley que en los seres humanos que hay detrás de las placas. Hay apuntes, sueltos y un poco dispersos, que no obstante ilustran personajes inusualmente íntegros para una ficción donde siempre hay una arista que mancha (aunque también humaniza) hasta en el rol más heroico. Hay algunas sorpresas, es cierto, pero aquí los buenos son los buenos.