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El Papa: Para seguir a Jesús hay que moverse, no tener el “alma sentada”

Young businessman who sits on a chair at the top of the mountain and looks into the sky – es

© Patrick Foto/SHUTTERSTOCK

Radio Vaticano - publicado el 13/01/17

En la homilía en Santa Marta, Francisco asegura que la fe implica riesgo

Para seguir a Jesús es necesario caminar, no permanecer quietos “con el alma sentada”, dijo el papa Francisco en la misa matutina celebrada este viernes en la Casa Santa Marta del Vaticano.

El Pontífice, comentando el Evangelio que narra la curación del paralítico al que descuelgan del tejado de la casa donde estaba Jesús, destacó que la fe, si es auténtica, nos hace correr riesgos, pero da verdadera esperanza.

La gente que sigue a Jesús, lo sigue por interés o por una palabra de consuelo, pero el Papa destacó que, aunque la rectitud de intención no sea “total y perfecta”, es importante seguir a Jesús, caminar tras Él.

La gente, retomó en referencia al Evangelio, se sentía atraída por su autoridad, por las “cosas que decía y por cómo las decía, se hacía entender. Y como también curaba, mucha gente iba tras Él para hacerse curar”.

Cierto, observó: algunas veces Jesús reprendió a la gente que lo seguía por su propio interés y no por la Palabra de Dios.

No mirar la vida desde el balcón y juzgar a los demás

“Otras veces -prosiguió- la gente quería hacerlo rey, porque pensaba: ‘Este es el político perfecto’, pero la gente se equivocaba y Jesús se fue, se escondió”.

Pero, añadió Francisco, el Señor se dejaba seguir por todos “porque sabía que todos somos pecadores”.

“El problema más grande -afirmó- no era de los que seguían a Jesús sino de los que se quedaban quietos”.

“Los quietos… esos que se quedan a un lado del camino, mirando. Estaban sentados. Como estaban sentados los escribas: esos no seguían, miraban. Miraban desde el balcón. No caminaban por la vida: sino que balconeaban la vida. No se arriesgaban nunca, solo juzgaban. Eran los puros y no se mezclaban“, lamentó el Papa en su homilía.

“También los juicios eran fuertes ¿no? En su corazón decían: ‘¡Qué gente más ignorante! ¡Qué gente más supersticiosa!’. Y cuántas veces también a nosotros cuando vemos la piedad de la gente sencilla, nos viene a la cabeza ese clericalismo que hace tanto daño a la Iglesia”.

“Estos eran un grupo de quietos: esos que estaban allí, al balcón, mirando y juzgando”, pero “hay otros quietos en la vida”, añadió, y aquí se refiere al hombre que “desde hace 38 años estaba cerca de la piscina: quieto, amargado de la vida, sin esperanza” y “digería su propia amargura, siendo un quieto que no seguía a Jesús y no tenía esperanza”.

Es necesario arriesgar

Esta gente que seguía a Jesús sin embargo, destacó Francisco, se “arriesgaba para encontrarle, para encontrar lo que quería”.

“Estos de hoy, estos hombres han arriesgado cuando han hecho el agujero en el techo: se han arriesgado a que el señor de la casa los denunciara, los llevara al juez y les hiciese pagar. Han arriesgado porque querían ir con Jesús”, explicó sobre el Evangelio.

“Esa mujer enferma desde hacía 18 años se arriesgó cuando, a escondidas, quiso tocar su manto: se arriesgó a verse avergonzada. Se arriesgó, quería la salud, quería llegar a Jesús -prosiguió-. Pensemos en la cananea. Las mujeres se arriesgaban más que los hombres… ¡eh! esto es verdad: ¡son más valientes! Esto debemos reconocerlo”.

La cananea, la pecadora en la casa de Simón y la samaritana…, apuntó el Papa, todas se arriesgaron y encontraron la Salvación.

“Seguir a Jesús no es fácil ¡pero es bello!”, aseguró el Papa, “siempre se arriesga”. Muchas veces “nos hacemos ridículos”, reconoció, pero se encuentra eso que de verdad importa: “tus pecados te son perdonados”.

Porque, destacó, “tras esa gracia que nosotros pedimos, la salud o la solución al problema que sea, está la voluntad de ser curados en el alma, de ser perdonados”.

Todos nosotros, añadió, “sabemos que somos pecadores. Por esto seguimos a Jesús, para encontrarlo. Y arriesgamos”.

Evitar tener el alma “sentada”

Preguntémonos, animó el Papa: “¿Me arriesgo o sigo a Jesús siempre según las normas de lo seguro?”.

Preocupado de no hacer una cosa u otra… así, advirtió, no se sigue a Jesús, así nos quedamos sentados, como estos que juzgaban”.

“Seguir a Jesús, porque necesitamos algo o seguir a Jesús y esto significa seguir a Jesús con fe: esta es la fe. Confiarse a Jesús, confiar en Jesús y con esta fe en Su Persona, estos hombres hicieron un agujero en el techo para descolgar la camilla ante Jesús para que Él pudiese curarlo”.

“¿Me fío de Jesús, confío mi vida a Jesús? ¿Estoy en camino tras Jesús, incluso si hago el ridículo a veces?

¿O estoy sentado como hacen os demás, mirando la vida, o sentado con ‘el alma sentada’, con el alma cerrada por la amargura, la falta de esperanza? Cada uno de nosotros podemos hacernos hoy esta pregunta”.

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