separateurCreated with Sketch.

El “komboskini” o “cordón de oración”: el Rosario Ortodoxo

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Daniel Esparza - publicado el 06/01/17 - actualizado el 09/05/23
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
De 10 o de más de 400 nudos, los cordones de oración han sido usados entre ortodoxos orientales y religiosos greco-católicos al menos desde el siglo IV

La tradición atribuye a San Pacomio la invención del cordón de oración (una cinta, generalmente hecha de lana virgen, símbolo de la pureza del Cordero de Dios, o de hilos de seda, trenzada de nudos a todo lo largo) en el siglo IV, en pleno nacimiento del monasticismo.

Cuando los monjes y anacoretas comenzaron a adentrarse en los desiertos de Egipto a vivir una vida dedicada a la oración, solían rezar los ciento cincuenta salmos diariamente. Sin embargo, como muchos de estos monjes eran analfabetas, tenían dos opciones: o se aprendían el salterio entero de memoria, o sustituían el rezo de los salmos por otras oraciones. Entre ellas, la jaculatoria más famosa, "Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mi, que soy pecador".

La intención de San Pacomio, cuenta la tradición, era que los monjes pudiesen seguir el consejo de San Pablo en la primera epístola a los Tesalonicenses, "oren constantemente".

San Tijón de Moscú, Patriarca de Moscú en tiempos del "Terror Rojo", logró salvar a la Iglesia Ortodoxa Rusa de su exterminio. Aquí, en una fotografía tomada por Michael Goltz, se le ve sosteniendo un cordón de oración en la mano izquierda. Generalmente, el cordón se sostiene en esta mano, pues la derecha se reserva libre para hacerse la señal de la cruz.

Sin embargo, se dice que la costumbre de atar nudos en el cordón se atribuye a San Antonio el Grande, el padre del monacato oriental. Anteriormente, los monjes llevaban la cuenta arrojando pequeñas piedras a un cuenco, pero el método era poco práctico (especialmente si el monje debía orar fuera de su celda, llevando una bolsa de piedras y un cuenco en la otra mano).

La tradición señala que cada vez que San Antonio rezaba un "kyrie" ("ten piedad de mi"…), hacía un nudo en la cuerda, hasta llegar a los ciento cincuenta rezos diarios mandatorios. Sin embargo, cada vez que el santo hacía un nudo, el diablo se lo deshacía, para hacerle perder la cuenta, haciéndole así imposible cumplir con su meta diaria. El santo, entonces, decidió hacer un nudo sobre cada nudo, de modo que los propios nudos formasen una cruz, impidiendo así que el diablo los desatase.

Generalmente, estos cordones de oración (llamados "komboskini" en griego, "chotki" o "vervitsa" en ruso y "misbaha" en árabe) tienen entre cien y ciento cincuenta nudos, aunque también pueden conseguirse algunos de treinta y tres nudos (simbolizando la edad de Cristo al morir), otros de cuarenta y un nudos (el número de azotes recibidos por Cristo) o de sesenta y cuatro nudos (la edad de María al ser asunta al cielo).

Casi todos los cordones son hechos exclusivamente por monjes, y algunos incluyen una borla, con la que se acostumbra secar las lágrimas derramadas por la compunción por los propios pecados. Esta borla al final del cordón, señalan algunos, simboliza además el reino de los cielos, al que se entra sólo a través de la cruz (que, en el cordón, precede a la borla).

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.