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3 grandes lecciones de nuestro curso prematrimonial

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Courtney Walker

Andrew Mentock - Aleteia For Her - publicado el 30/12/16

¿Qué puede enseñarnos sobre matrimonio un sacerdote que no puede casarse? ¡Mucho!

Desde que empecé el curso prematrimonial me he preguntado a menudo por qué mi sacerdote es tan bueno para dar consejos sobre las relaciones si no puede casarse o salir con una mujer. ¿Es a causa de su gran conocimiento teológico? ¿De la experiencia que deriva del hablar con parejas insatisfechas? ¿Podría ser una intervención divina?

Cualquiera que sea la razón, su habilidad para aconsejarme a mí y a mi prometida en situaciones estresantes sobre el hecho de ser novios ha sido realmente una bendición.

Muchos amigos y muchas parejas con quien he hablado son aprehensivas o desinteresadas en relación al curso prematrimonial. Algunos lo hacen sólo para poder casarse en la iglesia de su infancia, otros están obligados a ir por la pareja. Independientemente del motivo, la perspectiva negativa les impide valerse de toda la riqueza que un curso prematrimonial puede ofrecer.

Mi prometida y yo fuimos muy proactivos en nuestra preparación al matrimonio. Desde el día en que nos comprometimos, nuestra filosofía era el compromiso de emplear para la preparación al matrimonio el mismo tiempo que empleáramos en planearlo, lo que significa obviamente mucho.

Leímos innumerables artículos y libros. Dicho esto, puedo decir con confianza que no estamos lejos de estar listos para el matrimonio gracias a algunas cosas fundamentales que aprendimos durante el curso prematrimonial.

  1. La planificación familiar es una responsabilidad compartida

La planificación de la familia es el argumento del curso prematrimonial que prefiero. Mi asombro, considerando cuán increíble es el proceso de fertilidad para las mujeres, sorprendió un poco a mi prometida, pero estaba extremamente interesado en todos los beneficios derivados del uso de la Planificación Familiar Natural (PFN).

Entiendo que la mayor parte de las mujeres y hombres pueda no compartir mi entusiasmo por este tema, pero la PFN es no sólo el único método aprobado por la Iglesia católica para distanciar los embarazos, si se aplica correctamente, sino también una manera de aumentar la intimidad en el matrimonio animando a las personas a comprender el proceso de creación de una nueva vida juntos.

Durante nuestra introducción a la PFN en el curso prematrimonial, el sacerdote dijo: “Siempre habrá un motivo por el cual no se sentirán listos para tener hijos, pero de todos modos no deberían esperar”. Esta afirmación nos sorprendió mucho. Es probable que nunca piensen que tienen el tiempo, dinero o espacio suficientes, en casa para tener hijos, y entonces ¿para qué esperar?

Parte de lo que hace un buen matrimonio es unirse y adaptarse a distintos compromisos y responsabilidades compartidas, y no hay compromiso o responsabilidad mayor que tener un hijo juntos.

  1. No somos nuestros padres

La consciencia y los consejos más importantes que hemos recibido mi prometida y yo de nuestro sacerdote durante el curso prematrimonial tienen que ver con la gestión de algunas cuestiones relacionadas con nuestras familias de origen.

Cada pareja tiene problemáticas que derivan del modo en que los cónyuges han crecido. También nuestros padres tuvieron sus dificultades matrimoniales, pero las de los padres de mi prometida fueron particularmente complicadas durante nuestro noviazgo, lo que volvió la planeación de nuestro matrimonio un poco más complicada para ambos.

El curso prematrimonial me dio la oportunidad de hablar ampliamente con el sacerdote sobre cómo gestionar mejor algunas de las cuestiones que surgían. Fue muy bueno recordarnos qué es lo más importante y que las dificultades de nuestros padres no presagien las nuestras. Gracias a él hemos comenzado a considerar benéfico el hecho de ver pelear a veces a nuestros papás, porque nos acerca y nos vuelve más confiados en nuestra decisión de casarnos.

Mi prometida y yo no estamos solos. Las familias de origen tienen un impacto en cualquier pareja, independientemente de cuán perfectos puedan parecer los padres de alguien. Es por eso que es tan importante recibir consejos de un sacerdote al respecto.

  1. Los hombres deben jugar un papel de liderazgo en la fe de su familia

A día de hoy, el matrimonio y la fe católica están constantemente bajo ataque, y por lo tanto no nos sorprendió que uno de los temas fundamentales del curso prematrimonial fuera cómo mantener la fe en la familia.

Conocíamos ya la mayor parte de las cosas que se hablaron, como la importancia de tener un espacio en casa dedicado específicamente a la oración o el hecho de asegurarse de ir a la iglesia con los hijos el domingo. Otros aspectos relacionados con cómo mantener la fe en la familia resultaron inesperados.

Quizá la cuestión más importante fue la constatación que el papá tiene un impacto decisivo en el hecho que los hijos practiquen la fe o no de adultos. Es por eso que es particularmente importante que los hombres no encuentren excusas para saltarse la misa, y por eso deberían ser a menudo el guía de la oración antes de las comidas.

Tomar conciencia de eso nos ha ayudado mucho a mí y a mi novia.

Antes, cuando rezábamos juntos, un punto de contienda era quién debía dirigir la oración. Ella me empujaba a menudo a guiarla, y yo en cambio protestaba. Después del curso prematrimonial, sin embargo, mi estar a la defensiva ya no parecía muy razonable. Ahora estoy más dispuesto a guiar la oración, aunque a veces me siento un poco avergonzado, porque quiero que también nuestros futuros hijos tengan una buena relación con Dios.

Todos estos consejos deben escucharlos también las otras parejas. He compartido algún aspecto que aprendí y que me impactó más, pero confío en que otras parejas tengan otros consejos que ofrecer.

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