El mensaje del Pontífice por la paz para el 2017Jesús también vivió en tiempos de violencia y nos enseña “el amor a los enemigos y el núcleo de la “revolución cristiana”, señala el papa Francisco en el mensaje La no violencia: estilo de una política para la paz.
El mensaje fue publicado hoy en el Vaticano para celebrar la 50 Jornada Mundial de la Paz del próximo 1 de enero de 2017.
Sin embargo, la no violencia no es rendirse al mal, es responder con el bien, en medio de las asignaturas pendientes de la humanidad: “el desarme”, “las armas nucleares”, y la paz que comienza en las casas ante “la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños”.
La no violencia “en las relaciones interpersonales, sociales e internacionales”
Francisco denuncia la violencia que se comete “por partes” en una tercera guerra mundial a pedazos que se manifiesta en el “terrorismo”, la “criminalidad” y los “abusos contra los emigrantes” y las “víctimas de la trata” y la “devastación del medio ambiente”.
“Deseo la paz a cada hombre, mujer, niño y niña”, escribe el Papa, que insta a “reconocernos unos a otros como dones sagrados dotados de una inmensa dignidad, especialmente en las situaciones de conflicto”.
Amar a los enemigos…
Asimismo, invita a que las víctimas de la violencia renuncien a la venganza y se conviertan “en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos”.
En esta línea, propone el ejemplo de los santos como Teresa de Calcuta -“porque la fuerza de las armas es engañosa”, cita a la premio Nobel de la paz de 1979- y presenta a personajes históricos: “Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y Martin Luther King Jr. contra la discriminación racial”.
La no violencia de las mujeres de Liberia
El Papa cita también a las mujeres como líderes de la no violencia y hace referencia a Leymah “Gbowee y miles de mujeres liberianas, que han organizado encuentros de oración y protesta no violenta (pray-ins), obteniendo negociaciones de alto nivel para la conclusión de la segunda guerra civil en Liberia”.
III guerra mundial por partes
Cinco décadas han pasado desde que el papa Pablo VI inició el tradicional mensaje por la paz, con el trasfondo de la Guerra en Vietnam , las masacres en Bink Ta, Dien Nie y la primera amnistía por los crímenes cometidos durante la guerra civil española. Los conflictos en el mundo no han cesado desde la Guerra Fría hasta la globalización.
Francisco expresa que hoy “estamos ante una terrible guerra mundial por partes. No es fácil saber si el mundo actualmente es más o menos violento de lo que lo fue en el pasado”.
La no violencia patrimonio de las religiones
El “compromiso en favor de las víctimas de la injusticia y de la violencia no es un patrimonio exclusivo de la Iglesia católica”. Por ello, reafirma con fuerza: “ninguna religión es terrorista”, “la violencia es una profanación del nombre de Dios”.
“Nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa. Sólo la paz es santa, no la guerra”, reitera.
Desde 1948 hasta nuestros días se cuentan 52 millones de refugiados, según la ONU, dato que supera el de la II Guerra Mundial.
Hoy el contexto son la guerra en Siria (6.6 millones de desplazados), Irak, República Centroafricana (215.000 refugiados) , Sudán del Sur (1,5 millones de desplazados internos y casi 2 millones de refugiados, Yemen (2,5 millones de desplazados), Colombia (5 millones de desplazados).
“La violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento” destacó.
Guerra alimentada por ríos de dinero
“Grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares” son sustraídos de “las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo”.
“El derecho, la justicia, la equidad” son temas actuales que Francisco llama a colación, y cita a sus predecesores Juan XXIII y Pablo VI. “La paz es la línea única y verdadera del progreso humano” más allá de nacionalismos e intereses personales, destaca.
El desarme
Por un lado, el Papa pide el desarme, la prohibición y abolición de las armas nucleares, la disuasión nuclear que suponen una amenaza cierta de destrucción recíproca. Por otro, detener en las casas “la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños”.
En este sentido, con el Jubileo de la Misericordia, el Pontífice indica que “las políticas de no violencia deben comenzar dentro de los muros de casa para después extenderse a toda la familia humana”.
Artesanos de la paz
El Papa firmó el mensaje el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, Reina de la Paz. En este contexto, invitó a rezar a la madre de Jesús que sea ella quien nos guíe.
“Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla”, apreció.
Y exhortó a las personas a que en 2017 “aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia” y construyan comunidades “que cuiden de la casa común”. “Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz”.