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Alcaldesas en Europa con el Papa: “Refugiados son hermanos”

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 09/12/16
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Academia Pontificia urge a dar competencias a los alcaldes para atender, acoger y regularizar a todo tipo de emigrantes

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80 alcaldes de todo el mundo se encuentran reunidos en el Vaticano con ocasión del evento Europa: los refugiados son nuestros hermanos, que se realiza los días 9 y 10 de diciembre de 2016 en la Casina Pio IV, organizado por la Academia Pontificia de las Ciencias.

Según la Academia, esta cumbre ha sido convocada para atraer la atención inmediata sobre la presencia creciente en nuestro planeta de más de 125 millones de refugiados.

Las alcaldesas de Roma, Madrid, Barcelona y Colonia marcaron la pauta y abrieron las discusiones destacando la necesidad de ayudar a “los hermanos y hermanas más frágiles”.

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, inició su intervención pidiendo un aplauso para la alcaldesa de Colonia, Henriette Reker, sin filiación política, de 58 años, que fue apuñalada por un hombre que justificó su ataque en 2015 a la candidata por motivos xenófobos, por su política de asilo.

Basta de guerras fratricidas, basta de muertes en el Mediterráneo, basta de racismo y de xenofobia en Europa. Llevamos tantos horrores acumulados que no debemos seguir acostumbrándonos, debemos indignarnos cada día”, abundó Colau, filósofa.

“Llevamos 5.000 muertes evitables en el mediterráneo en un año, seguimos viendo cómo crece el racismo en Europa, una comunidad internacional que a menudo cierra los ojos ante crímenes de guerra y violaciones sistemáticas de derechos humanos contra nuestros hermanos y hermanas en Siria y otros lugares aún más invisibles”, prosiguió.

“Indignarse no es suficiente. Hay que dar respuestas y pasar a la acción… hay fuertes motivos también para la esperanza”, indicó.

Colau destacó la labor de los voluntarios y los civiles en Europa que aun con sus propios medios auxilian a los migrantes en el mar y donde haga falta. “Esto no es una crisis de refugiados, es una crisis de valores, política, una crisis de Europa y como es nuestra crisis debemos estar a la altura”, concluyó.

Por su parte, la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, lamentó recientemente la expulsión de una familia marroquí de un barrio de periferia romana considerada “intrusa” por otras familias italianas.

Abrió el fórum y agradeció la invitación del Papa a este evento que llama a los administradores europeos a colaborar en devolver dignidad a los refugiados y las víctimas desplazadas por guerras y calamidades naturales.

“Los alcaldes normalmente estamos llamados a dar la primera acogida […]. Un techo, calor humano y alimentación”. El primer ciudadano de Roma lamentó las protestas de los últimos dos días en el barrio San Basilio de la capital italiana contra una familia de refugiados. “Esto ofende la dignidad […] y es nuestro deber dar respuesta a los malestares de las periferias”.

“Nuestras querida Europa” ha olvidado el “núcleo duro de los derechos humanos cuando hablamos de migrantes y refugiados”, dijo Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid. La desventurada regulación legal de los migrantes fue el título de su intervención para señalar el “dolor” y los “inconvenientes y gastos absurdos” en los que se basa la legislación europea.

La alcaldesa, no creyente, apreció las obras de misericordia y las bienaventuranzas del Evangelio como signo esperanzador para buscar el “bien, la dicha, la felicidad de aquellos que lo necesitan” y tocan a las puertas de Europa.

Así, explicó que la “buena política” con raíces en el iluminismo europeo llama por primera vez a la “felicidad pública”. Asimismo, denunció que la legislación es un “desastre”, al referirse a las normas migratorias europeas porque son, dijo, “innaturales” y no hacen otra cosa que “inversión de muros, más pinchos, más controles”.

Al mismo tiempo que hablaba la alcaldesa madrileña, en última noticia, la policía española informó de que casi 400 migrantes africanos desesperados han forzado la valla fronteriza entre Ceuta y Marruecos.

Carmen lamentó que el mar Mediterráneo sea un “cementerio” producto de una “regulación legal de la desventura”. En este contexto, invitó a crear una red de “administradores locales” que se unan para “cumplir con los derechos humanos”.

Según la Academia Pontificia de las Ciencias, urge que a los alcaldes, en cuanto las autoridades más próximas a la ciudadanía, se les provea de competencias para atender, acoger y regularizar a todo tipo de emigrantes o refugiados.

“Urge que la voz de los alcaldes sea escuchada para promover puentes y no muros -destacó Marcelo Sánchez Sorondo, prefecto de la Academia-. Urge que su autoridad se ponga al servicio del desarrollo sostenible e integral, de la justicia y de la paz”.

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