Un video que te hará pensar: ¿cómo detectar los signos de un potencial agresor?“La violencia armada se puede prevenir cuando conoces las señales”. Así encabeza su lema la campaña que acaba de poner en las redes la Fundación Sandy Hook Promise, cuyo anuncio televisivo ya rebasa las 12 millones de visitas hasta el día de hoy.
Se trata de una Fundación no lucrativa en Estados Unidos, creada y liderada por numerosos miembros de familias cuyos seres queridos fueron asesinados en la escuela elemental Sandy Hook el 14 de diciembre de 2012.
Situada en el mismo pueblo de la masacre, Newtown (Connecticut), su misión es honrar a todas las víctimas de la violencia armada transformando la tragedia vivida en una nueva práctica de protección a los niños contra este tipo de criminales.
Detectar las señales
El anuncio cuenta una historia trivial de relaciones amistosas entre jóvenes de una escuela secundaria en Estados Unidos mientras, detrás del protagonista, un muchacho solitario y ensimismado va dando muestras que prepara una ataque armado.
Incluso sale en su perfil de redes sociales con una pistola, pero el protagonista no se da cuenta, dado que está tratando de dilucidar quién es la muchacha que le está contestando los mensajes que él mismo va dejando en un pupitre.
La enseñanza del anuncio es la enseñanza de la Fundación: que los atacantes dan señales que van a cometer un acto criminal, y que hay que estar atentos, toda la comunidad, para prevenir algo que en Sandy Hook causó la muerte de 20 niños.
Comunidades y escuelas seguras
Uno de las ofertas de la página de la Fundación es la de unirse a la Promesa de Sandy Hook (hasta el día de ayer se habían unido a ella 994,130 personas): “Prometo hacer todo lo que pueda para prteger a los niños de la violencia armada mediante el apoyo y la donación de recursos que generen comunidades y escuelas seguras y saludables”.
La organización fue fundada por Nicole Hockley, la madre de Dylan, uno de los pequeños asesinados en la escuela elemental de Sandy Hook. Según los informes oficiales, por lo menos, 28 personas murieron ese día, incluyendo a Nancy Lanza (madre del autor) y Adam Lanza perpetrador de los hechos. Del total de víctimas veinte eran niños y seis adultos.
El asesino fue un joven de 20 años que se suicidó en el acto; 18 niños murieron en el centro donde se produjo el suceso, y los dos niños restantes fueron hospitalizados y murieron más tarde. En cuanto a los adultos, todos murieron en el centro.