Anas al Basha era un trabajador social de 24 años que se disfrazaba de payaso para hacer reír a los niños de Alepo. Dirigía un centro de la ONG Space of Hope (Espacio de esperanza). Decidió permanecer en la ciudad siria para continuar con su voluntariado. Se había casado hace apenas dos meses. El martes pasado, un ataque aéreo en el barrio de Mashhad cerró sus bonitos ojos a este mundo oscuro que intentaba iluminar.
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