Los portavoces de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco revelan temas inéditos de los encuentros con Fidel CastroLa diplomacia de la misericordia es el baluarte de una cultura del encuentro aplicada por el papa Francisco en continuidad con la de sus predecesores -Benedicto XVI y Juan Pablo II- que pasa por mirar a los ojos y estrechar las manos incluso de esos personajes que no están de acuerdo en todo con la Iglesia, pero que manejan el destino de muchas almas y vidas.
La diplomacia de la misericordia es como una gota que cava en la lápida de la indiferencia. Así, el pasado 7 de noviembre, hace tres semanas, antes de la muerte de Fidel Castro (1926-2016), el gobierno de Cuba cedió de alguna manera a ella.
787 condenados fueron indultados por el Consejo de Estado de la República de Cuba como respuesta “al llamado del papa Francisco a los jefes de Estado en el Año Santo de la Misericordia” hecho durante el Ángelus del domingo 6 de noviembre.
Precisamente, los ex portavoces Federico Lombardi y Joaquín Navarro-Valls, al servicio de los tres Papas que han tratado por décadas con Fidel Castro nos cuentan detalles inéditos de este acercamiento muy humano y progresivo con Cuba y que se consolidó en 2012 con la visita del papa Benedicto XVI y con la gira en 2015 del papa Francisco.
Fidel Castro fue un duro opositor de la Iglesia católica, especialmente en la década de 1960. La Iglesia tuvo que ganar poco a poco espacio desde el año 1970 y luego en 1990 se ha dado otra etapa de avances significativos bajo la personalidad magnética de Juan Pablo II con su visita en 1998.
Fidel Castro consciente del papel moral del Papa
“Lo que llamaba la atención de Fidel era el trato de una persona consciente de la importancia del papel moral de guía del Papa en el mundo y también deseosa de escuchar la sabiduría (del Papa) en el contexto difícil del mundo de hoy”, declaró al periódico italiano IL Mattino el sacerdote Federico Lombardi, testimonio de los encuentros entre Fidel Castro con tres Papas.
El también ex director de Radio Vaticano y de la Oficina de Prensa de la Santa Sede recordó que Benedicto XVI en 2012 pidió y obtuvo que el Viernes Santo pudiera ser día de fiesta en Cuba.
En 1998, Juan Pablo II había conseguido que la Navidad fuera de nuevo una celebración oficial en la isla bastión del comunismo ateo en occidente y, en 2014, Francisco medió en el acercamiento entre Washington y la Habana a favor de la población civil.
La relación entre los Papas y Cuba ha dejado un “largo itinerario de reapertura de las relaciones y cada uno de estos encuentros ha tenido un importantísimo papel en este camino”, rememoró Lombardi.
El primer encuentro entre Juan Pablo II y Castro fue en noviembre de 1996, cuando el entonces presidente cubano se encontraba en Roma con motivo de un encuentro mundial sobre la alimentación promovido por la FAO. En ese contexto Castro invitó al Papa a visitar Cuba, viaje que se realizó dos años más tarde.
La admiración de Fidel Castro por Juan Pablo II
“Juan Pablo II quería ir a Cuba pero la invitación no llegaba. Después Castro vino a Roma, encontró a Wojtyla en la FAO y en esa ocasión invitó al Papa. Creo que en fondo tenía admiración por el Papa, junto a una gran curiosidad”, dijo a La Repubblica.it (27.11.2016) Joaquin Navarro-Valls, ex portavoz papal.
El ex director de la Oficina de Prensa reveló al diario italiano un episodio confidencial de esta diplomacia de la misericordia. “Sucedió en Cuba en enero de 1998 durante el viaje de Juan Pablo II. Al final de un largo coloquio lejos de las cámaras de televisión, el Papa regaló a Castro un crucifijo de oro. Fidel lo aceptó y se lo puso en el bolsillo de su cacheta […]. Para Wojtyla fue un signo con el cual reconocía lo bueno en los ideales del líder cubano. No sé que representó para Castro. No obstante fue significativo que aceptara el regalo privado del Papa”.
Juan Pablo II viaja a Cuba para conocer más de Castro. “Un periodista le preguntó en el vuelo papal: Santo Padre, ¿qué espera de Fidel? Respondió: Yo quiero su verdad, su verdad de revolucionario, de jefe de Cuba, su verdad como comandante”.
Navarro-Valls explicó que él se encontraba en La Habana y lo primero que hizo fue imprimir la respuesta del Papa y dársela a Fidel Castro. La respuesta del Papa fue la agenda del encuentro personal que tuvieron ambos. “En suma el Papa fue allí para escucharlo”.
La Iglesia, reconoce Navarro-Valls, no tenía liberta de acción y Wojtyla lo sabía bien. “La Iglesia no podía abrir escuelas, asistir a niños huérfanos. Pero después del encuentro con el Papa la situación cambió positivamente. Fue uno de los frutos más bellos del viaje”.
Fidel Castro escucha al papa Francisco
Lombardi recuerda el encuentro entre Francisco y Castro en septiembre de 2015 en la casa del anciano ex presidente: “Todos imaginábamos que Castro quería hacer un largo discurso al Papa. En realidad era todo lo contrario. Él le hizo al Papa grandes preguntas, muy profundas, sobre el destino de la humanidad, la fe y la Iglesia”.
El ex portavoz de Francisco añadió: “Las solicitudes de Fidel eran el resultado de una fase de la vida marcada por un reflexión mucho más amplia sobre las condiciones de la humanidad. Y escuchó con mucha atención la reflexión de una gran autoridad moral en el mundo de hoy, como la del Papa de la Iglesia católica”.
El trabajo artesanal de la diplomacia de la Santa Sede
Navarro-Valls también explica que la diplomacia vaticana actúa artesanalmente ladrillo a ladrillo para construir puentes. “El resultado final es siempre el fruto de un gran trabajo precedente. Con Juan Pablo II hubo un cambio de una Iglesia, la cubana, que de nula tuvo finalmente una relevancia social. Antes del viaje de Wojtyla era como si la Iglesia católica no existiera”.
Esta diplomacia de la misericordia ha dado un vuelco a la vida de los fieles cubanos y de las personas en general debido a que antes la manifestaciones publicas en las calles estaban prohibidas. Por ende cualquier manifestación de la piedad popular.
Navarro-Valls insiste en que después de la visita de Juan Pablo II en la isla se dieron otros pasos realizados por los nuncios presentes en el territorio, que al final llevaron al acercamiento con los EE.UU.
La Iglesia se opone al embargo estadounidense contra la isla, en este sentido la diplomacia de la Santa Sede trabaja con prudencia y en silencio. Es un anhelo que viaja de norte a sur entre obispos cubanos, latinoamericanos y estadounidenses.
“Durante cincuenta años han sufrido debido al embargo. La Santa Sede siempre se ha expresado en contra del embargo tanto contra Cuba como contra otros países. Porque quienes sufren son los pobres y el pueblo, no tanto los demás”, dijo a TV2000 el arzobispo Angelo Becciu, numero dos de la Secretaría de Estado antes del viaje de Francisco en septiembre de 2015 para fijar la línea diplomática.
En este sentido, Benedicto XVI había confirmado el énfasis de la diplomacia de la Santa Sede con Cuba: “La Iglesia no está en el mundo para cambiar gobiernos”, sino “para penetrar con el Evangelio en el corazón de los hombres” según refiere el cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo emérito de La Habana, quien preparó el viaje papal de Ratzinger.
Ahora la incógnita será el inicio del mandato del nuevo presidente de los Estados Unidos en 2017, Donald Trump, y las decisiones que tomará Raul Castro, de 85 años, que anunció que no representará su candidatura para un tercer mandato en 2018 ante el máximo organismo del Partido Comunista de Cuba.