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Fray Valentí: «La cocina refleja la identidad»

Fray Valentí

Fray Valentí

Salvador Aragonés - publicado el 26/11/16

Capuchino experto en hierbas medicinales para reducir el uso de tantas pastillas: Veo en las plantas al Dios creador

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Fray Valentí Serra (Manresa, Barcelona, 1959) es un fraile capuchino, muy capuchino y famoso en los medios por sus investigaciones y recetas sobre hierbas medicinales.

Su fama le ha venido de las obras de divulgación sobre plantas medicinales. Es hijo de campesinos, de gente del campo, y ha publicado los platos y la dieta de los religiosos capuchinos.

La cocina –cuenta- es muy identitaria, porque refleja la identidad de los pueblos y en nuestro caso de nuestra Orden”. La gente, en realidad, come de lo que se cultiva en su tierra y su cocina encaja con a su entorno, su clima; guisa productos de proximidad.

En el caso de los capuchinos, cuenta Fray Valentí, la llamada “cocina capuchina” es austera y saludable. Se nutre de los cultivos de la tierra y lo que sobra se “reaprovecha” para el día siguiente con otro guiso y de los excedentes de la huerta se hace conserva.

La cocina capuchina es una combinación de la cocina tradicional de los frailes junto con las aportaciones que los frailes desarrollaron en las cocinas conventuales.

La patata

Los frailes capuchinos ayudaron a popularizar el consumo de la patata, considerada hasta el 1812 como una comida basta y para los animales, sobre todo cerdos. Hasta la invasión napoleónica en su lugar se comían nabos, que en los guisos absorben las grasas de la carne. La patata era considerada “el tesoro de los pobres”, un alimento de subsistencia.

Los ejércitos de Napoleón destruyeron las cosechas y todas las hortalizas que había en la superficie; la patata, sin embargo, al estar bajo tierra, no fue destruida y quedó como el alimento contra las hambrunas, y se experimentó que la patata es muy nutritiva y más fina que el nabo.

Fray Valentí pasó del estudio de la gastronomía conventual a la investigación de las hierbas medicinales y escribió el libro Els caputxins i les herbes remeieres (Los capuchinos y las hierbas medicinales), del que se han publicado varias ediciones.

Fray Valentí escribe en catalán, pero tiene libros traducidos al español como La huerta de San Francisco, Pócimas de Capuchino, y en enero próximo saldrá El huerto medicinal, donde se describen las propiedades medicinales de las plantas. Hay una planta que se llama “capuchina”, traída desde América y que es remineralizante y un antibiótico natural.

Conoce cientos de recetas naturales de las plantas “pues si Dios las ha puesto al alcance del hombre quiere decir que son para utilizar, y reducir el uso de tantas pastillas”.

Fray Valentí habla profusamente, con ojos brillantes y sabe escuchar. Asegura que “no hay que descartar del todo las pastillas” porque la medicina ha evolucionado más allá de las plantas, si bien las hierbas son muy útiles para la prevención y no pocas veces para la curación de las enfermedades.

¡Ojo con las hierbas medicinales!

Advierte que las hierbas medicinales, igual que las pastillas, no se pueden tomar de modo descontrolado, sino que quien las usa debe contar con una persona como consejera.

“Hay que conocer el tipo de hierba adecuado para cada persona, y la dosificación dependerá del peso, de la edad, del tipo de alimentación que lleva. Unas hierbas van bien a unas personas y a otras no”, señala Fray Valentí. Esto consagra el principio de que no hay enfermedades, sino enfermos.

Me cuenta el fraile sus conocimientos de las hierbas medicinales, me da muchas recetas y me quedo boquiabierto. Por eso le pregunto por la curación de las dolencias más modernas, como el colesterol. “Para el colesterol va muy bien, dice, la hoja de la alcachofa hervida”.

Y para los hematomas, dolores musculares y golpes va muy bien una fricción de aceite de hipérico, o hierba de San Juan. Se toma la flor de la hierba, se la mezcla con aceite puro de oliva en un recipiente bien cerrado y se deja al sol en verano, y en un mes y medio se forma una emulsión de color rojizo como el color de la sangre. “Yo la he probado y va muy bien. Hay que frotar la parte dolida con paciencia todos los días”.

¿Y qué hay contra la depresión y la ansiedad que tanto abunda en la sociedad actual? Aquí, más que el fraile experto en hierbas, aparece el sacerdote, el alma sacerdotal: “la solución es tener confianza en Dios, dice, y saber que en esta vida estás de paso, y nos espera la otra vida. Es muy importante la vida de piedad”.

Fray Valentí atiende el confesionario dos horas diarias en una basílica del centro de Barcelona, donde entra en contacto con las realidades más cotidianas.

Los religiosos capuchinos tan amantes de la naturaleza han recibido con júbilo la encíclica del papa Francisco, Laudato Sí, sobre la ecología: “Ha sido una bendición de Dios. La recibimos como una acción de gracias, pues encaja con la sensibilidad de san Francisco y con nuestra tradición franciscana. La hemos estudiado, la hemos meditado y la hemos difundido en conferencias y en catequesis para niños y adultos”.

En sus libros destila siempre el espíritu franciscano, y las tradiciones capuchinas, el amor a la naturaleza y siempre una clara visión del Dios Creador. “Veo en las plantas al Dios Creador. Estas criaturas que tienen una naturaleza tan bella y compleja vienen de Dios, del Dios Creador, dice Fray Valentí. Todas las cosas, todas las criaturas, van por la senda que Dios ha establecido”.

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Fray Valentí lleva una barba blanca larga y frondosa. ¿Por qué los capuchinos llevan esta barba tan larga? “Hasta el año 1968 (después del Concilio) la barba era una distinción de identidad del fraile capuchino, porque es “viril y muy apostólica”, además de significar austeridad y pobreza, como decían las antiguas reglas. Hoy se ha impuesto la “pluriformidad”.

Y finalmente una curiosidad: todos los frailes y monjes anteriores al Renacimiento llevan capucha, pero solo unos son llamados “capuchinos”. ¿Por qué? Porque el hábito del capuchino “es muy simple y no lleva ni esclavina ni escapulario. Por eso la distinción más importante del hábito capuchino es precisamente la capucha” que tiene forma piramidal alargada, muy práctica y más grande que las capuchas habituales.

Fray Valentí es historiador y archivero del convento de Sarriá de Barcelona, tiene publicados unos 20 libros de los cuales una docena relativos a trabajos de investigación de la historia de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en la provincia de Cataluña y Baleares, muy documentados.

También ha publicado numerosos artículos de investigación y de divulgación. “Voy a las fuentes, a los manuscritos, a los documentos que localizo en los principales archivos para narrar la historia a partir de los documentos”.

Tags:
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