Los siguientes episodios están actualmente en fase de rodaje
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Hace un año, Ramón Monedero analizaba en esta misma web el impacto de la primera temporada de Fargo, la serie de televisión de Noah Hawley inspirada en la célebre película, y también el rumbo que parecía tomar su continuación, de la que en aquel mes sólo se habían emitido la mitad de los episodios.
Decía nuestro compañero entonces que la idea de la serie consistía en partir de una película original –el film del mismo título del año 96 escrito y dirigido por los hermanos Coen– extraer su alma pero ofrecer un producto sensiblemente distinto. Hoy no sólo conocemos el desenlace de esa segunda temporada, sino que la tercera se encuentra en pleno rodaje con Ewan McGregor y Mary Elizabeth Winstead en los papeles principales.
Noah Hawley indica que la serie abunda en conexiones: la primera temporada aludía a la película y la segunda conectaba con la temporada previa. Hawley, aunque colocó el listón bastante alto en los diez episodios protagonizados por Martin Freeman, Billy Bob Thornton, Allison Tolman y Colin Hanks, demostró que podía superarse a sí mismo, y prueba de ello ha sido esta secuela.
En ella, el ciudadano corriente que acaba metiendo la pata (encarnado por el actor Jesse Plemons) resulta ser un personaje imperturbable y más misterioso que el precedente (el Lester Nygaard de Martin Freeman), y además tiene a su lado a una figura femenina a la que Kirsten Dunst dota de unas dimensiones shakespeareanas, como si fuera una Lady Macbeth del entorno rural. Patrick Wilson, en el papel de policía, se convierte en el héroe honesto de pueblo al que nadie puede corromper, un personaje que recuerda al Sylvester Stallone de Copland y a la Frances McDormand del filme Fargo.
Pero el mayor acierto de esta temporada es la inclusión de dos bandas rivales de mafiosos, lo que permite a sus guionistas introducir diálogos deudores del humor negro de los Coen y situaciones que nunca se resuelven como el espectador espera. El esquema de la película y de la serie completa es el mismo: ciudadano loser que comete errores, policías locales insobornables, mafiosos metidos en el mismo jaleo.
Hawley mantiene los vínculos: si en la primera temporada nos contaba la historia de una agente (Molly Solverson) cuyo padre, Lou (Keith Carradine), ya se había jubilado del cuerpo de patrulleros, en la segunda nos relata la juventud de Lou (ahora interpretado por Patrick Wilson), su matrimonio con una mujer que tiene cáncer y el cuidado de esa hija, Molly, que acabará ingresando en el cuerpo de policía.
Aunque estos diez últimos episodios mantengan más lazos con la temporada previa que con el largometraje, Noah Hawley incluye un montón de guiños que aluden al universo narrativo de los Coen. Además de las situaciones cómicas y violentas y de los personajes secundarios para enmarcar, en varios de los capítulos oímos covers de canciones que ya se escuchaban en la filmografía de Joel y Ethan Coen.
Veamos algunos ejemplos: en esta temporada suenan “Run Through the Jungle” y “Just Dropped In” (que se oían en El gran Lebowski), “Danny Boy” (que insertaban en Muerte entre las flores), “Man of Constant Sorrow” y “Didn’t Leave Nobody but the Baby” (ambas en O Brother!), “Let’s Find Each Other Tonight” (en la película Fargo) o “Down In The Willow Garden” (en Arizona Baby). Ésa es la sutileza con la que está trabajando Hawley para seguir ofreciéndonos uno de los mejores espectáculos de la televisión contemporánea.