Magia y mucho bicho digital en el spin-off de la saga de Harry PotterSi al decir Hogwarts lo primero que piensan es en una academia de magia (la mejor, claro), es que conocen el universo Harry Potter. Puede que incluso les guste. Lo conocerá seguro toda una generación de jóvenes o de amantes del cine fantástico. Si pertenecen a este grupo, estarán de suerte porque su autora, la imaginativa J.K. Rowling, ha ampliado el universo del famoso mago con más aventuras. Los últimos trucos y efectos digitales, así como la maravillosa reproducción de la Nueva York de los años 20, ayudarán a dar solvencia a un proyecto de cinco películas. De momento todo pinta muy comercial.
De hecho, la cinta se dirige a un público ya entregado antes de oscurecerse la sala. Referencias al universo Potter por aquí, referencias al universo Potter por allá, y ya tienes justificación de la precuela. Si además conduce David Yates, director de las últimas cuatro películas Potter, la continuidad está garantizada. Que quede claro: Animales fantásticos demuestra que Potter es Rowling. A los diez minutos nos olvidamos del joven mago. Queda solo la escritora y sus personajes sacados de la chistera.
Para llevar a los devotos a una nueva saga, Rowling releva al joven mago a partir de uno de los referentes de su formación, Newt Scamander (Eddie Redmayne). Scamander es el autor del libro que da título a la cinta y que era lectura obligatoria en la clase del peludísimo Rubeus Hagrid, el semigigante promovido a profesor en Harry Potter y el Prisionero de Azkaban. El libro es un best-seller de 1927, que es donde estamos ahora. Setenta años antes de que Potter empiece sus pinitos. La editorial del libro se llamaba Obscurus Books. Y de obscurus va toda esta entrega. Precuela o spin-off en toda regla.
La trama no es sencilla, y se concentra demasiado a gustar y a abrir puertas a futuras entregas. Esto es una comedia fantástica de acción con romance incluido y magos que tienden a superhéroes, con un dueto protagonista con paso y bigote al estilo Laurel y Hardy (ahí está mejor Dan Fogler que el romántico Redmayne).
En síntesis: Hay congreso de magia en Estados Unidos; pasan cosas extrañas en NYC. Precisamente llega a Manhattan Scamander con su maletín repleto de mundos secretos llenos de color y de animales fantásticos. El mago ha sido expulsado de Hogwarts y aprovecha su periplo para escribir un libro educativo a fin de que cese la matanza de seres mágicos. Los bichos son buenos, no como el hombre, el ser más animal y execrable, como afirma el protagonista.
Scamander es un tanto despistado y la lía: confunde su maletín con el de Kowalski (Dan Floger), un pastelero con el que se cruza. Kowalski abrirá la maleta y dejará volar a todo animal fantástico: escarbatos, murtlaps, Frank, un pájaro fantástico, un Obscurus, etc. La cosa se enreda y esto no gusta a los americanos, más estrictos. El dúo ha vulnerado el estricto código neoyorquino de discreción para magos. A la vez, un poderoso y misterioso asesino anda suelto por la Gran Manzana. Es un Obscurus, una fuerza oscura parasitaria surgida de magos que han escondido su magia (sí, sí, como en Las reliquias de la muerte). Todo se enreda y acaba en película de terror.
A pesar de la distracción y el caos narrativo, el reparto principal consigue mantener la atención hasta llevarnos a un clímax apoteósico. Es justo en esa última fase cuando la película se vuelve más terrorífica y fantástica, y funciona mejor. De hecho justo al final aparece por fin el antagonista y las tramas se cruzan en una auténtica cinta de terror, con referencias continuas a otras cintas. El resultado es una combinación de géneros: comedia romántica, cine fantástico, cine de terror, suspense, superhéroes, drama, etc. El panorama americano acaba proporcionando una mezcla entre Cazafantasmas al estilo King Kong y Mary Poppins y su maletín al paso de Laurel y Hardy con niñas de El exorcista.
Todo ello debería conducirnos al año 0 de la era Potter, a la Piedra filosofal. Esto si Rowling y los productores no les da por llenar de más historias después de estas cinco que nos vienen. Es cierto que el argumento está dedicado a retratar el malestar actual del mundo: xenofobia, inmigración, capitalismo, corrupción, y cómo no: ¡elecciones americanas! Pero hay una cierta premisa de fondo: el hombre, ese ser peligroso, está a merced de magos ocultos y de maravillas que olvidará si alguna vez puede verlas.
