No son argumentos
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Estos jóvenes no consideraban un problema demasiado grave el mirar el celular mientras conducían… hasta que la conocieron a ella.
Seguramente lo que les convenció de que no debían mirar su celular al volante nunca más no fueron sus argumentos, ni siquiera la experiencia que compartía con ellos, sino sobre todo el perdón en su mirada, la comprensión en su sonrisa, el amor en su abrazo.