Virgilio, un especialista en cambiar miradas y devolver esperanzaSituado en el departamento paraguayo de Paraguarí y perteneciente al sistema montañoso de la Cordillera de los Altos, el cerro Mbatoví es sin duda un lugar para deleitarse con el paisaje.
Sin embargo, en un área particular del cerro, nada hubiera sido lo mismo sin la intervención de Virgilio Montiel, un hombre paraguayo de 44 años. Gracias a él, una zona que anteriormente era utilizada como basurero y cueva de maleantes ahora sirve para el esparcimiento y como mirador para seguir disfrutando de la naturaleza.
¿Qué llevó a Virgilio a tomar esta actitud y qué tiene de particularidad? La respuesta es sencilla: sus limitaciones físicas –provenientes de una enfermedad en las piernas cuando era muy chico que provocó que ande con muletas- no han sido impedimento para embarcarse en una misión que terminaría beneficiando a la comunidad.
Con la ayuda de su esposa y de algunos elementos como el machete, por sus propios medios se encargó de la limpieza y el despeje del lugar, lo que generó la huida de los delincuentes y una nueva mirada de esperanza de parte de los lugareños.
“En este sitio se juntaban muchos delincuentes que atemorizaban a todos los pobladores, pero desde que lo limpiamos desaparecieron todos, limpiamos de delincuentes el lugar”, señaló Virgilio a Crónica de Paraguay, uno de los medios que recoge su historia.
“Desde muy chico supe lo que es trabajar. A una corta edad me enfermé y quedé así con este problema en la pierna, pero esto no me afectó para seguir en la lucha y saber lo que es el sacrificio. Hoy hice todo esto para que la gente disfrute de este lugar”, agregó.
Y la innovación de Virgilio en este lugar, otrora abandonado y sucio, tuvo que ver con la generación de un circuito de miradores en el cerro destinado a los visitantes. Las personas que llegan al lugar tienen que pagar un pequeño arancel y esto de alguna manera lo ayuda como sustento para su familia, particularmente de su madre, que está enferma.
“Ella me enseñó todo en la vida. Que uno tiene que sacrificarse para tener algo. Esas palabras me dieron fortaleza para luchar y no dejarme vencer por mi discapacidad”, culminó Virgilio, un hombre que además de ejemplo de superación se transformó en alguien que puso su “mirador interno” en los demás, pues gracias a su trabajo y esfuerzo este sector del cerro recobró esperanza, dignidad y paz. Y todos le están sumamente agradecidos.