Cine de catástrofes que clama por una conversión ecológica total y que alerta de los males socialesTambién somos tierra, y a la tierra hemos de volver. Mejor cuidemos el planeta o sufrirá este y sufrirá el hombre. Respetar al ser humano equivale a custodiar toda su humanidad: su persona y su conexión con el mundo natural.
El director Peter Berg y el actor Mark Wahlberg parecen haberle cogido el gusto a ir de la mano en películas de acción sobre tragedias que nos remueven y nos hacen reflexionar. En El único superviviente, trataron de la accidentada operación de marines en Afganistán; el próximo año afrontarán los trágicos atentados de Boston. Ahora en Marea negra se unen al clamor por una conversión ecológica global con Padre Nuestro incluido. Conversión a la que nos invita tanto Leonardo Di Caprio como el papa Francisco.
Basada en hechos reales, la cinta expone el mayor desastre ambiental provocado por Estados Unidos y uno de los más atroces ocasionados por el ser humano. Es abril de 2010 en el Golfo de México. Allí flota Horizonte profundo, una plataforma dedicada a la extracción de petróleo y conocida como el pozo del infierno por todos los problemas que acarrea. La compañía BP quiere de todas todas ponerla en marcha. Dinero, intereses, violencia al mundo; dominar el mundo por encima de todo. Dioses y reyes de hombres y naturaleza. Mike Williams (Mark Wahlberg), marido responsable y padre amado, es el jefe técnico de la estructura y deberá pasar allí tres semanas extrayendo ese monstruo llamado petróleo. Así lo define su hija. El resto ya lo sabemos: la presión subterránea acabará por salpicar a todos y provocar un desastre único.
El director de la cinta, Peter Berg, es un genio del clímax y el pánico. Sabemos lo que va a pasar, pero no sabemos cuándo pasará. Aventajamos a los personajes, que parecen estar tranquilos sin saber si van a volar o no por los aires. No nos sirven los paisajes hermosos. La constante irrupción de planos submarinos y técnicos refuerzan la contradicción, el nerviosismo, el miedo por la vida del personaje. ¡Están a hombros del Leviatán! Y la naturaleza parece querer recuperar su terreno. Ciencia contra naturaleza; orgullo y superioridad económica versus humildad y realismo; capitalismo inhumano opuestos trabajadores. Enmarcado en la tradición de esas películas sobre catástrofes (El coloso en llamas, Poseidón, Lo imposible, etc.), el film nos recuerda que no somos los amos del planeta.
¿Sobre qué mundo estamos cimentando nuestras vidas? El hombre no puede vivir en el caos, en el abismo. La realidad se impone. Pero el ser humano parece dominar el planeta solo para fines inmediatos y consumo. Marea negra sacude nuestra vida de superioridad vanidosa. No somos los dueños de la naturaleza. No podemos expoliarla.
Hay cierto aire místico en la banda sonora que suena a auténtica necesidad de perdón. Perdón naturaleza, hermana nuestra, porque también somos tierra. Porque hemos abusado de aquello que se nos dio. Porque gimes. Porque tus heridas son nuestras. Y porque lo que te ocurre es eco de nuestro ambiente social. Marea Negra nos avisa: la ruina del medio ambiente es una premonición de la destrucción de lo social, ese medio humano que hemos maltratado.