“No se trata solamente de inmigración. Se trata de renovar el alma de Estados Unidos”El inesperado –para muchos— triunfo de Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos, ha hecho reaccionar a los obispos de ese país y han elegido para el próximo trienio a un presidente de ascendencia italiana y a un vicepresidente de ascendencia mexicana. Ambos, titulares de arquidiócesis pobladas de migrantes hispanos y de otras nacionalidades.
En la Asamblea General de Noviembre, celebrada en Baltimore, los prelados, agrupados en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), decidieron votar por el cardenal Daniel N. DiNardo, de Houston-Galveston como presidente y por el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, como vicepresidente.
El cardenal DiNardo, nombrado por Benedicto XVI en 2007, es el primer cardenal de Texas y el primero del sur de los Estados Unidos. Texas es uno de los estados con mayor número de migrantes hispanos en la Unión Americana. Al respecto de una reforma migratoria integral, en una entrevista del Texas Monthly respondió:
“Los obispos de Texas han estado hablando acerca de una reforma migratoria por cerca de 25 años. No hay nada nuevo para nosotros. El cuidado y la seguridad de nuestras fronteras también es importante. Al mismo tiempo, algunas de las medidas que se han adoptado o que se piensan adoptar son altamente punitivas. En ambos lados, la gente dice que el sistema está roto. No creo que arreglemos nada diciendo: ‘Bueno, todo el mundo váyase a casa’. Queremos ver una reforma que ayude a las familias a permanecer juntas”.
Sobre su papel acerca de la inmigración, el cardenal DiNardo ha dicho a la misma publicación: “Yo no trato de ser un político, pero pienso que debemos poner atención en estos temas que involucran a la persona humana y a los derechos humanos. Creo que la comunidad religiosa, en general, está cierta de que el sistema (migratorio) está roto. Y no estamos solos como comunidad católica”.
Un convencido de la riqueza de los migrantes
Por su parte, el vicepresidente electo, José H. Gómez, uno de los líderes hispanos más importantes en Estados Unidos, nació en Monterrey, Nuevo León (México), y ha sido el mayor impulsor de una reforma migratoria comprehensiva y de apoyo a las comunidades hispanas de los lugares en los que ha servido: Denver, San Antonio y, ahora, en la población con mayor número de hispanos en Estados Unidos: Los Ángeles (California).
El arzobispo Gómez –quien lidera la mayor comunidad católica del país- escribió un libro que lleva por título Inmigración y el futuro de Estados Unidos de América. En él, defiende ardientemente la necesidad de renovar el alma de la nación mediante la recuperación de los grandes ideales sobre los que se fundó.
Para el arzobispo de origen mexicano, nacionalizado estadounidense, “la inmigración es uno de los grandes retos de los derechos humanos en nuestra generación”. En su libro apunta que el actual “es un momento histórico decisivo para Estados Unidos en el cual necesitamos renovar a nuestro país según sus promesas fundacionales sobre los derechos universales enraizados en Dios”.
Y, como tesis central de este texto, Gómez subraya: “No se trata solamente de inmigración. Se trata de renovar el alma de Estados Unidos”.