Una enfermedad de origen neurobiológico que supone una dificultad en la decodificación La Cámara de Diputados de la Argentina aprobó una la ley que protege a los niños con dislexia y sus familias. Se trata de un esfuerzo de años encabezado por la Asociación Dislexia y Familia Argentina (DISFAM) para que nunca más ningún niño tenga que escuchar en la Argentina que “no le da la cabeza”.
La inmensa alegría de los adultos con dislexia que acompañaron este proyecto desde su presentación y lanzamiento en el Congreso de la Nación en agosto de 2015 rápidamente inundó las redes sociales. Son adultos que ahora comprenden lo que quizá hace años no se comprendía: que existen Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA) que afectan los procesos cognitivos y generan dificultades en el proceso educativo, entre ellas la dislexia. Ellos sufrieron de un sistema que los excluyó, y ahora celebran para que sus hijos y los de otros papás no tengan que sufrir la misma presión.
La dislexia tiene un origen neurobiológico y supone una dificultad en la decodificación, en la precisión o fluidez de las palabras. Es mucho más que una dificultad para leer y escribir, ya que la fatiga y el extremo cansancio y escenario de incertidumbre por el problema que no se comprende repercute fuertemente en el niño y su familia. Además, no existen dos disléxicos idénticos, como indica DISFAM.
Hay técnicas sustentadas en la oralidad para acompañar el aprendizaje de los niños con dislexia, hay herramientas que pueden facilitar la inclusión de los niños con dislexia en el aula, y que incluso puedan rendir un examen como sus compañeros. La dislexia se debe contemplar tanto en el aula, como con apoyo profesional externo de psicopedagogos. Sin embargo, los altos costos privados de éstos alejaban a las familias de un tratamiento de apoyo que fortalezca las posibilidades educativas y emocionales del niño.
Con la nueva ley, las DEA ingresan en el Plan Médico Obligatorio, lo que va a facilitar el acceso de estos niños al tratamiento de Psicopedagogía sin que tengan, como hasta ahora, que tramitar un certificado de discapacidad.
“Es indispensable dar a conocer el hecho de que los problemas de los disléxicos con la lengua escrita no son de origen intelectual, afectivo o motivacional, y que es indispensable tratarlos adecuadamente lo antes posible para evitar que tales problemas se transformen en retraso escolar, frustración y pérdida de confianza en sí mismo”, explica los fundamentos de un proyecto que, además, promueve la inclusión de herramientas para el trabajo con niños con DEA en los planes de Estudio de la formación docente.
Como explica la ley, presentada inicialmente por la senadora María Laura Leguizamón tras un trabajo de DISFAM y otros profesionales de la Educación y la Medicina, para garantizar el acompañamiento de todos los niños se ha de:
– “Dar prioridad a la oralidad, tanto en la enseñanza de contenidos como en las evaluaciones.
– Otorgar mayor cantidad de tiempo para la realización de tareas y/o evaluaciones.
– Asegurar que se han entendido las consignas
– Evitar las exposiciones innecesarias en cuanto a la realización de lecturas en voz alta frente a sus compañeros
– Evitar copiados extensos y/o dictados cuando esta actividad incida sobre alumnos con situaciones asociadas a la disgrafía
– Facilitar el uso de ordenadores, calculadoras y tablas.
– Reconocer la necesidad de ajustar los procesos de evaluación a las singularidades de cada sujeto.
– Asumirse, todo el equipo docente institucional, como promotores de los derechos de niños, niñas, adolescentes y adultos, siendo que las contextualizaciones no implican otorgar ventajas en ellos frente a sus compañeros, sino ponerlos en igualdad de condiciones frente al derecho a la educación”.