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Crisis en seis escenas. Conato de revolución a las afueras de Nueva York

Ramón Monedero - publicado el 24/10/16

La primera y seguramente única serie de televisión de Woody Allen resulta una comedia realmente divertida, aunque la fascinación por esta apuesta será proporcional a la admiración que uno sienta por el director americano A estas alturas hablar de Woody Allen supone acercarse a una figura de la que se ha hablado tanto y se ha escrito tanto que a veces uno tiene la sensación de que no puede aportar nada nuevo. Eso sí, su último trabajo, la serie para el portal de Internet, Amazon Studios, resulta una novedad en sí misma aunque solo sea por lo que representa.

La relación que Allen ha tenido con la televisión ha sido puramente accidental y puntualmente anecdótica. Comenzó escribiendo para el medio, pero una vez arrancó su carrera como cineasta, rara vez le ha prestado atención a la “caja tonta”, que resulta que ahora no es tan tonta.

Dirigió un corto de tres minutos en homenaje a las víctimas del 11-S titulado Sound from a Town I Love (2001) y también ha filmado algún que otro telefilme como Los USA en zona rusa (1994). Pero como digo, su relación con la televisión ha sido puntual y en esencia, poco o nada cambiaban la forma de trabajar de su director ya que al fin y al cabo eran películas, o escenas aisladas que para la ocasión, se emitían por televisión.

No obstante, los señores de Amazon Studios no han sido tontos. Si bien es cierto que el cine de Woody Allen está poco menos que proscrito en Estados Unidos, los responsables de la plataforma de televisión saben también que el director y guionista americano está considerado como un verdadero genio en Europa. El problema fue que a Woody Allen no le interesaba en absoluto hacer una serie de televisión y Woody Allen dijo que no. Sin embargo, el hombre es débil y aunque el propio cineasta admitió que no necesitaba el dinero también reconoció que le ofrecieron tanto que hubiera sido estúpido rechazarlo.

De este modo, y únicamente por dinero, Allen confeccionó una serie de seis episodios de una media de 24 minutos cada uno realmente divertida. Tanto, que probablemente sea el trabajo más desternillante de su director desde los tiempos de Un final Made in Hollywood. Puede que esto se deba precisamente a eso, a que Allen no tenía ningún tipo de presión creativa salvo cumplir con los plazos que dicho sea de paso, fue lo que lo llevó de cabeza.

Crisis en seis escenas nos sitúa en la década de los sesenta, en la que un viejo matrimonio de clase media un día recibe la inesperada visita de la hija de una antigua vecina, una joven con ideas radicales y revolucionadas que es perseguida por el FBI. A partir de entonces la vida de los Musinger (Woody Allen y Elaine May) se pondrá patas arriba, hasta llegar a infringir la ley con tal de que Lennie Dale (Miley Cirus) salga de sus vidas.

Crisis en seis escenas no es el mejor relato de Woody Allen, pero sí que es uno de los más divertidos. Algún crítico ha dicho que el entusiasmo por esta serie variará en función del amor que uno tenga por Allen y es cierto. A mí me hizo muchísima gracia, pero supongo que a los que el cine del director no les diga nada, no pasarán del primer episodio de Crisis en seis escenas.

Pero para los demás, la serie de Woody Allen es realmente desternillante. Tenemos todos los ingredientes de las mejores comedias de su director, desde una intriga de cierto suspense hasta al propio Allen interpretando al mejor neurótico de Nueva York. Allen se ríe del comunismo pero también del capitalismo, de Marx y Mao Tse-Tung y de toda la estirpe política americana, de Fidel Castro y de la revolución cubana, del terrorismo, de Vietnam y por supuesto de Dios al que le dedica uno de los mejores diálogos de la serie.

  • ¿Tú no eras ateo?
  • Sí. Pero como me esté equivocando voy a tener un buen problema.

 

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