El nuevo nombre de los opioides que están provocando una verdadera epidemia que enfrenta Estados Unidos es carfentanil. Se trata de una droga cuyo uso anterior a que se “popularizara” entre los jóvenes era tranquilizar a elefantes.
Los reportes de prensa indican que el carfentanil está ganando terreno desde el Medio Oeste hasta Nueva Inglaterra. Las autoridades se están preparando para enfrentar una “demanda agresiva de opioides ilícitos”.
La ruta del comercio de esta nueva droga es similar a la de otro opioide, el fentanyl, cuyo camino comienza en China, sigue en México y termina en Estados Unidos. En el primer país se factura, en el segundo se procesa y en el tercero, los vendedores lo distribuyen.
En algunos estados como California o Massachusetts van a votar, este próximo 8 de noviembre, durante la jornada electoral que definirá al nuevo presidente de Estados Unidos, para legalizar la marihuana.
El cardenal de Boston, Sean O’Malley –en una reciente reunión con líderes de varias confesiones religiosas para discutir estrategias en contra de la legalización de la marihuana—alertó que este proceso podría exacerbar le epidemia de opioides, además de otras enfermedades.
Según constata el periódico Boston Globe, el cardenal O’Malley señaló: “No creo que nadie que ahora use cocaína o heroína no haya usado en principio marihuana”.
Los obispos de California –por su parte—no han tomado posición sobre la cuestión de la marihuana. La Conferencia de Obispos de California señaló que el Catecismo llama al uso de drogas una “grave ofensa” cuando éste ocurre “fuera del los terrenos estrictamente terapéuticos”.
Otros estados como Arizona, Maine y Nevada también habrán de votar por el uso recreativos de la marihuana mientras que cuatro estados más lo harán pero para su uso médico.
Sin embargo, persiste en todo este debate y frente a la epidemia de opioides que ha golpeado fuertemente a la juventud estadounidense: ¿no será la marihuana la puerta de entrada a las drogas duras?
Con información de Angelus News
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