Hardcore Henry: ¿Cine o Videojuego?

El cine de acción siempre ha sido el subgénero (ni si quiera ha llegado a la altura de género en sí mismo) menos apreciado. Fruto de un singular cruce entre el film noir (las películas de gánsteres), el cine de aventuras y unas gotitas de intriga a las películas de acción no se les suele prestar demasiada atención. De hecho, el esfuerzo por parte de algunos cineastas por disfrazar cintas de acción en otra cosa que no esté tan mal vista son verdaderamente antológicos. Para que se hagan una idea, Matrix no es cine de acción, es ciencia ficción. En fin…

No obstante, existen algunos directores, unos pocos, que han sabido acercarse al subgénero con cierta entereza, con cierta honradez y sobre todo con un mínimo de respeto hacia lo que estaban haciendo. John Frankenheimer, que nos brindó uno de los pocos clásicos contemporáneos del género con Ronin, fue tal vez el realizador que mejor supo manejar los resortes del cine de acción y también, el más honesto cuando lo abordó al menos durante los últimos años.

Actualmente el género está haciendo aguas. De hecho, el que fuera el último gran director de cine de acción, John McTiernan, terminó dando con sus huesos en la cárcel a raíz de una turbia investigación del FBI. Desde entonces el que fuera el responsable de títulos emblemáticos del género como Depredador, Jungla de cristal o La caza del octubre rojo lleva sin rodar una película desde hace más de trece años. A cambio tenemos que conformarnos con poca cosa, la verdad.

Es tal vez por esto que una propuesta tan radical como Hardcore Henry resulte como mínimo resultona. El film es un largometraje de un músico ruso frustrado que ocasionalmente se pone detrás de una cámara y rueda alguna que otra cosa. Ilya Naishuller ha sabido a quien acercarse. De entrada, Hardcore Henry la produce Timur Bekmambetov (el director de la última versión de Ben-Hur) y no por casualidad ha contado con la participación de un actor del calibre de Tim Roth.

Con un modesto presupuesto de dos millones de dólares el film ha recaudado en medio mundo más de catorce lo que no está nada mal a tenor de que se trata de un largometraje filmado únicamente en plano subjetivo. Es decir, nunca vemos al protagonista de la historia, el protagonista es la cámara, nosotros.

Obviamente Hardcore Henry parece un videojuego al estilo de Call of Duty. Por su estética, por su ciencia ficción absurda y por cómo está organizado el film, en misiones que hay que superar para pasar al siguiente nivel. No hay un gran guion detrás de esta película y eso se nota, sobre todo porque da la sensación de que todos los esfuerzos se han puesto en una proeza técnica que para más señas, al final resulta ciertamente agotadora.

Sin embargo, si somos francos, hay algo de interés en Hardcore Henry, tal vez sea su ritmo exhausto, su inesperado sentido del humor, sus abracadabras escénicos, la sensación de estar en un videojuego de hora y media de duración, su violencia brutal o si inclusión al fantásticos sin prejuicios ni remilgos. Hardcore Henry no es un título fácil ni es apto para todos los paladares pero hay que reconocerle que algo de interés habita en su interior. Solo hay que buscarlo lo que también es un esfuerzo importante, créanme.